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Tres cadáveres en el estrado

El próximo 10 de julio se inicia el juicio por el triple crimen de la calle del Alcalde Sainz de Baranda

En la sala de vistas estarán los magistrados, los abogados, el fiscal, los dos acusados, los periodistas y los curiosos. Pero seguro que también harán acto de presencia los espectros de William George Gardner; de su esposa, María Amelia López del Moral Pérez, y de la sirvienta de ambos, Benita Carretero Martínez, las víctimas del triple crimen de la calle del Alcalde Sainz de Baranda. Y esperarán que se haga justicia con el hombre y la mujer que ocupan el banquillo, a los que se acusa de ser quienes el 24 de enero del año pasado les quitaron la vida con 100 golpes de cuchillo.

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María de los Ángeles Carretero López-Roso, de 20 años, y Francisco Sánchez Medina, de 29, decidieron ir al número 50 de la calle de Alcalde Sainz de Baranda, donde Benita Carretero trabajaba como doméstica al servicio del matrimonio Gardner. Pretendían que Benita -tía carnal de la joven- les diera dinero para comprar heroína.La simple visita planeada en principio por María de los Ángeles y Francisco se convirtió apenas una hora después en una auténtica orgía de sangre, cuando asestaron más de 30 cuchilladas a cada una de las víctimas. Antes de huir, los homicidas robaron joyas y dinero.

La mayoría de los ciudadanos pensaron que semejante carnicería sólo podía ser obra de alimañas o de asesinos fríos y sanguinarios. Pero el día 10 los abogados de Francisco y de María de los Ángeles intentarán demostrar que ambos sufren alteraciones mentales desde la infancia.

Los doctores Fabriciano Jiménez Cubero, José Antonio García-Andrade y Carlos Fernández Junquito realizaron hace unos meses un estudio de Francisco Sánchez Medina y de su novia, María de los Ángeles Carretero. En sus conclusiones médicas, los citados forenses sostienen que las causas de la matanza fueron "por un lado, la drogadicción de ambos, y, por otro, la personalidad esquizoide de ella y la epilepsia de él. En la unión de estas dos personalidades radica la primacía delictual y explosiva que dio origen al suceso".

Francisco Sánchez comenzó a sufrir ataques epilépticos y crisis convulsivas a los 12 años. A los 15 empezó a fumar porros, y a los 17 ya se inyectaba heroína y cocaína, hasta llegar a necesitar dos gramos al día. Cuando tenía 24 años, Paco estuvo internado en un centro de El Patriarca y logró desengancharse (desintoxicarse) durante un trienio. Luego conoció a María de los Ángeles y "volvió de nuevo a inyectarse y a compartir con ella la droga", según el informe clínico.

Francisco se casó a los 16 años. Pero seis años después su mujer le abandonó a él y al hijo de ambos a causa de la droga. En su adolescencia trabajó como pinche de cocina, más tarde como cocinero y luego como albañil. Dejó de trabajar al ser declarado inválido por sus ataques epilépticos, pasando a cobrar una pensión de 20.000 pesetas.

Los médicos consideran que Sánchez Medina padece una epilepsia hipotalámica y que tiene la personalidad de un psicópata abúlico, con instintos eróticos desmesurados, y que "sufre o hace sufrir a los otros". María de los Ángeles es la menor de una familia de cuatro hermanos. Su hermana Maribel, a la que estaba estrechamente unida, murió de leucemia en 1986. Este acontecimiento la marcó profundamente.

La joven acusada relató a los forenses que empezó a hacer novillos en la escuela al llegar a la pubertad. Por la misma época se inicia en el consumo de litronas de cerveza, luego en los porros, en las anfetaminas y en los barbitúricos. Más tarde caerá en la droga dura. Ella lo explica así. "Ves que la gente dice que es bueno, que es una gozada, y te chutas. La primera vez te mareas, pero después sientes un gusto por algo que te evade".

Pero María de los Ángeles también reconoce lo engañoso de la droga: "Cuando te pinchas tienes ilusión por cambiar las cosas en la habitación por algo. Si no eres un trapo en un rincón, con tu dolor en los riñones y en la nuca. ¡Dolor! ¡Mucho dolor! Es un nerviosismo que te corre por las piernas, algo que te aprieta en la molla de las pantorrillas y que no te deja estar quieta, ni tumbada, ni nada... Sin hambre, sin sed..., te deja sin nada".

Un par de años antes del crimen, María de los Ángeles estuvo internada en el hospital Provincial de Madrid, donde había sido operada por sufrir fuertes dolores en la rabadilla. Paco estaba hospitalizado para ser intervenido de una úlcera. El flechazo surgió entre ambos un día que jugaban a las cartas.

Los médicos utilizan una frase de Strindberg para definir a María de los Ángeles: "Sensible como una paloma y fría como el hielo". Los forenses estiman que padece un trastorno esquizoide de la personalidad que le produce "tendencia al aislamiento, introversión, ambivalencia afectiva, frialdad, despegamiento de la realidad y afectación".

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