_
_
_
_
_

La violencia étnica se extiende por el Asia soviética

Pilar Bonet

La oleada de violencia que agita el Asia central soviética ha adquirido proporciones alarmantes con su extensión a la República de Kazakistán, adonde han acudido tropas especiales del Ministerio del Interior para sofocar unos disturbios que oficialmente se han cobrado tres nuevos muertos y 53 heridos. Las víctimas se produjeron durante el pasado fin de semana, cuando grupos de jóvenes exaltados atacaron a inmigrantes procedentes del Cáucaso, saquearon tiendas, rompieron escaparates e incendiaron coches en la ciudad de Novi Uzen, un centro petrolero en las cercanías del mar Caspio, según informó ayer en Moscú el portavoz del Ministerio del Interior, coronel Boris Mijailov. El número de detenidos se eleva a 57, señaló el funcionario.

Más información
Dos repúblicas descabezadas

En Alma-Ata, la capital de Kazakistán, una funcionaria local dijo que las condiciones de vida en la región de Mangishlak, donde ocurrieron los sucesos, son muy difíciles y que existen conflictos entre los trabajadores inmigrantes con contrato temporal, muchos de ellos armenios y georgianos, y los habitantes autóctonos de la región, afectada, como una gran parte del territorio de Asia central, por el subempleo y el paro.Mientras tanto, y tras un balance de un centenar de muertos desde principios de mes, la tensión continuaba en Uzbekistán, de cuya capital, Tashkent, comenzaba a huir gente alarmada por los anuncios de una nueva espiral de crueldad y terror entre el 24 y el 27 de junio. Fuentes soviéticas con parientes en Tashkent señalaban que habitantes de la ciudad huían "por si acaso". Este éxodo se añade al protagonizado por la comunidad de los turcos meshjetinos, objeto principal de las matanzas de la región de Ferganá. Los turcos meshjetinos, deportados desde Georgia en 1944, han sido evacuados de Uzbekistán y trasladados a diversas zonas de la República Federativa Rusa y a Moscú. Desde un destartalado hotel de la capital soviética, el Vostok (Oriente), varios centenares de turcos esperaban ayer a que se formara la comisión dependiente del Soviet Supremo de la URSS que ha de estudiar su caso y su eventual retorno a Georgia. En Tiflis, sin embargo, los ánimos están dispuestos en contra del regreso de los turcos. Informaciones sin confirmar indicaban que la Meshjetia, la zona de antigua residencia de los turcos, está siendo repoblada a marchas forzadas para quitar argumentos a un eventual reasentamiento.

La Prensa soviética informaba ayer a través del relato de Tass sobre los sucesos en Novi Uzel ocurridos en la noche del 16 al 17 de julio. De nuevo, como en Uzbekistán, los protagonistas eran jóvenes, iban armados con palos, barras y piedras y saqueaban casas, tiendas y edificios administrativos. De nuevo, como en la región de Ferganá, intentaban apoderarse de una comisaría y de edificios estratégicos. Hubo uso de armas de fuego y explosivos, se incendiaron siete coches y se saquearon 14 edificios. Un portavoz gubernamental en Alma-Ata confirmaba que la tensión continuaba en Novi Uzen, aunque con menor intensidad. Mijailov informó que 700 emigrantes procedentes del Cáucaso habían sido evacuados de la ciudad el 18 por la noche por su propia seguridad. El funcionario policial confirmó que uno de los detonantes de la violencia había sido el resentimiento contra los emigrantes del Cáucaso, que en muchos casos regentan prósperos negocios. Curiosamente, la animadversión antiarmenia fue también el detonante de los disturbios ocurridos respectivamente el 1 y el 9 de mayo en Ashjabad y Nebit Dag, en la República de Turkmenistán, vecina a Kazakistán y Uzbekistán. Aquellos sucesos se saldaron con heridos y destrucción, pero sin muertos, y, como en el caso de los desordenes uzbekos, sus protagonistas eran chicos muy jóvenes.

Los niños han participado en escalofriantes actos de crueldad, según contaba ayer el diario Trud. En un grupo de cinco personas que levantaban con palos a un adolescente en la ciudad de Yapan, tres tenían 12 años, según un soldado citado por este periódico. En uno de los pueblos, el líder de las matanzas era el maestro de física.

Únete a EL PAÍS para seguir toda la actualidad y leer sin límites.
Suscríbete

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_