Cavaco Silva sufre su primera 'bofetada' electoral

El primer ministro portugués, Aníbal Cavaco Silva, sufrió el domingo su primer revés electoral. De acuerdo con los resultados oficiales relativos al 75% del censo, los socialdemócratas perderán uno de los 10 escaños que ocupaban en Estrasburgo y aproximadamente cinco puntos en relación al 36,5% de los votos que obtuvo en 1987. Pero el castigo cobra mayor importancia a la vista de la abstención, de alrededor del 50%, contra el 27,5% de hace dos años.

El partido socialista, que mejoró en poco más del 2% el resultado alcanzado en 1987 por los socialistas y los eanistas del PRD, que esta vez presentaban una lista única, puede conquistar uno de los cuatro escaños de los democristianos del CDS, pero los comunistas suben en la misma proporción y están en buenas condiciones para ganar el diputado perdido por el Partido Socialdemócrata (PSD).La abstención, que cogió de sorpresa a todos los analistas y superó todos los datos de los sondeos preelectorales, es demasiado importante, en términos absolutos y en relación a la tradición portuguesa, para ser interpretada como una mera manifestación de desinterés del electorado por los temas europeos y justifica el tono prudente y la obvia preocupación de los Estados mayores de todas las formaciones políticas.

"Severa derrota"

El partido socialista pone el acento sobre la "severa derrota" del Gobierno y del primer ministro, más que sobre el revés electoral del partido socialdemócrata, y considera que los comicios traducen la consolidación del PS y de su actual dirección como "única alternativa" a la actual mayoría. Pero Álvaro Cunhal rechaza de plano esta interpretación y pone el acento sobre el fracaso de la estrategia de la bipolarización, defendida conjuntamente por socialistas y socialdemócratas. La disciplina y la buena organización que sus adversarios le reconocen permite, una vez más, al Partido Comunista Portugués (PCP) de sorprender todos los analistas y de ser el único partido comunista de la CEE que consigue mejorar sus resultados de las anteriores elecciones europeas. Las primeras reacciones y los comentarios de los analistas políticos coinciden sobre un punto: las elecciones del domingo tendrán consecuencias en el interior de cada uno de los partidos y para la relación de fuerzas entre izquierda y derecha, pero es demasiado temprano para arriesgar previsiones.

Pero el elemento determinante es la quiebra de la imagen de vencedor que Cavaco Silva había conseguido crear.

Por primera vez, su buena estrella parece abandonar al líder socialdemócrata y su liderazgo, hasta ahora absoluto, puede sufrir las consecuencias de esta derrota personal: en los medios próximos del PSD, se hablaba ya, anoche, de la necesidad de una remodelación del Gobierno, antes de las elecciones municipales de diciembre.

Los estados mayores políticos portugueses tienen los ojos puestos en Madrid y Londres, en donde, respectivamente, se mantiene la posición del partido socialista y ha triunfado el laborismo frente a Thatcher.

Los comicios han estado dominados por el duelo entre socialdemócratas y socialistas.

Ambas formaciones aspiran al liderazgo de la oposición, pero la preocupación de todos los estados mayores era la abstención. La aparente desmovilización del electorado que caracterizó la campaña llevó al presidente Soares a dedicar su intervención del sábado, víspera de los comicios, a tratar de convencer a los votantes de la necesidad de reforzar la credibilidad de la representación nacional en Estrasburgo mediante el ejercicio "consciente y responsable" del derecho "y deber cívico" del voto.

Más que las palabras del jefe del Estado, Mario Soares (partido Socialista), el tiempo nublado, poco propicio para la huida hacia las playas, puede haber contribuido a limitar el aumento de la abstención, que perjudicaría, según los analistas, más al partido del Gobierno que a la oposición de izquierda.