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Tribuna
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Información y barbarie

El pasado jueves, varios lectores llamaron al ombudsman para protestar por el silencio informativo del diario sobre el combate de boxeo por el título de campeón de Europa de los pesos ligeros que enfrentó al español Poli Díaz y al danés Bo Jacobsen. La mayoría de los lectores repitieron, en diferentes términos, la misma queja: "Si ustedes no informaran de todo aquello que no les gustara, no podrían hacer un periódico". El argumento se doblaba con otra reflexión: "Televisión Española no retransmite los combates para evitar su efecto publicitario, pero, al menos, informa de los resultados".EL PAÍS, en sus 13 años de vida, ha mantenido una línea editorial clara y contundente sobre el boxeo profesional y una línea informativa menos precisa. El último editorial que abordaba el tema -28 de junio de 1988- afirmaba: "El boxeo sigue siendo una barbarie organizada, una exaltación de la violencia de hombre a hombre y una cantera inversa: la producción de lesiones de por vida, de figuras destruidas, en una magnitud que ningún otro deporte conoce. Su resurrección puede ser una ingenuidad política. Pero ni aun como ingenuidad tiene disculpa".

Respecto a la línea informativa, una consulta al servicio de documentación del diario arroja una voluminosa carpeta de recortes en los que se entremezclan reportajes nostálgicos sobre el Campo del Gas de Madrid, donde se forjó una generación de pugilistas españoles, noticia de escándalos en el entorno del boxeo y una nutrida relación de boxeadores que murieron en el ring. Informaciones que revelan los aspectos trágicos de este espectáculo, y muy poca información sobre los boxeadores y los combates por los títulos más importantes disputados en los últimos años. Una deliberada laguna informativa, por la que protestan algunos lectores que no consideran correcto que se suprima una determinada información porque ésta sea contraria a la línea editorial del diario.

Estas quejas han sido trasladadas por el defensor de los lectores al director de EL PAÍS, Joaquín Estefanía: "Desde la fundación del periódico, cuando todavía no existía éste como producto informativo, se dejó clara la opinión contraria de sus responsables y creadores respecto al boxeo. En la actualidad seguimos manteniéndola: entendemos que es un deporte brutal, antisocial y cuyas consecuencias suelen ser, muchas veces, las de convertir a sus protagonistas en juguetes rotos. Por tanto, creemos que es un deporte que debería desaparecer y que no promocionaremos activamente. Es una opción editorial libre, igual de legítima que la de otros diarios que tienen la contraria", respondió.

Escarnecer la verdad

Pío Moa Banga ha visto publicada la misma noticia en dos diarios -uno de ellos, EL PAÍS- y se ha percatado que en uno de los dos se había alterado un dato. "Es sabido que los mismos hechos adquieren matices diferentes según quien informe de ellos. Pero ciertos datos no admiten alteración sin escarnecer la verdad", dice en su carta al defensor de los lectores.

"El pasado sábado día 10 leí en su periódico y en Abc la noticia de que Nicaragua había suministrado armas al general Noriega, según publicó The Washington Post, pero mientras que, según EL PAÍS, los envíos incluían 'docenas de rifles AK- 47', para el otro diario madrileño se trata de 'centenares de fusiles ametralladores AK-47'. ¿Cómo es posible que con origen en la misma fuente las armas pasen, en su calidad de rifles, a fusiles ametralladores y su número cambie de docenas a centenares? ¿Sería tan amable de confirmar la exactitud de la cifra y la calificación técnica del AK-47, para juzgar la veracidad informativa en su caso?".

El cable del servicio de noticias de The Washington Post, con fecha de transmisión 09 07 20 Jun 89, estaba firmado por Julia Preston. El dato en litigio aparece en el segundo párrafo, que dice textualmente: "Los envíos incluían muchas docenas (many dozens) de fusiles AK-47 (AK-47 rifles), munición, armas del bloque soviético para guerra de guerrillas, como lanzagranadas y artillería ligera, dijeron las fuentes".

No hubo alteración que pudiera "escarnecer la verdad" como dice el atento comunicante. Los aficionados a estos artilugios saben, por otra parte, que el AK-47, símbolo de las guerrillas comunistas, es un fusil de asalto, sin que la palabra rifle, aceptada por la Academia, pueda inducir a error.

El pueblo que nunca existió

Fernando Rosell, ingeniero de Caminos, escribe desde Valladolid para protestar por una carta al director, publicada el pasado 5 de junio y titulada El bárbaro de Capostano. En ésta se hacía un llamamiento a la conciencia ciudadana ante el caso del alguacil de Capostano que, por orden del alcalde, se deshacía de un perro vagabundo tras amarrarlo al guardabarros trasero del coche y arrastrarlo por el pueblo.

"Con mi mayor consideración", afirma Fernando Rosell, "quiero hacer constar a usted y al señor Vargas Reyes, que firma la carta que se ha publicado, que ambos (usted y él) son al menos tan crueles o tan bárbaros como el bárbaro de Capostano cuya posible cruel acción publican", ya que "en absoluto puede ordenar una crueldad el inexistente alcalde de un municipio que no existe en Valladolid (ni creo que en España)".

El lector tiene razón, ya que el pueblo citado no existe, y el lector que escribió al diario se indignó con una noticia que nunca existió. En ese pueblo, al menos.

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