Radicales y peronistas negocian el traspaso de poderes

La aceptación del candidato vencedor en las elecciones del 14 de mayo, el gobernador peronista de La Rioja, Carlos Menem, a asumir anticipadamente la presidencia, tras la renuncia del radical Raúl Alfonsín, ha significado un respiro de alivio en la crisis argentina. Sin embargo, cuando parecía fijada la fecha del próximo 30 de junio para la transmisión del mandato presidencial, se negociaba ayer para retrasarla unos días, quizá hasta el 9 de julio, para conseguir antes acuerdos legislativos entre radicales y peronistas y darle más realce a la ceremonia.

Tras aceptar el desafío que significó el precipitado e inesperado anuncio de Alfonsín de que estaba decidido a "resignar" el cargo de presidente, Menem no quiere dejar la menor duda de que está dispuesto a asumir el 30 de junio. El discurso de resignación de Alfonsín dejó abierto un resquicio para modificar esa fecha. Dijo Alfonsín, la noche del lunes: "He resuelto resignar a partir del 30 de junio". Los negociadores de Menem se agarran a ese "a partir de", para tratar de retrasar unos días la transmisión de mando. Esto permitiría arreglar con un mínimo de prolijidad los detalles políticos, legales y de ceremonial en la transmisión del poder.La renuncia de Alfonsín y del vicepresidente, Víctor Martínez, no lleva aparejada la de los legisladores, que conservan sus escaños hasta la fecha constitucional del final del mandato, el próximo 10 de diciembre. Si Menem asume en junio tendrá que gobernar con una mayoría radical en la Cámara de Diputados. Los peronistas quieren tener garantías de que esto no significará un obstáculo para el paquete de leyes económicas que tratarán de aprobar inmediatamente.

El futuro Gobierno considera que Argentina no puede esperar ni un día más para someterse a una especie de tratamiento de choque. Alfonsín entregará el mando con la cifra más alta de inflación de la historia argentina. Ya se: especula con que, a fin de este mes, la subida de los precios podría llegar al 150%.

Quedan también pendientes un sinfín de cuestiones, que exigen una respuesta adecuada para conseguir, sin violentar excesivamente las leyes, la foto histórica en que Alfonsín impone la banda a un sucesor civil elegido de forma democrática. Si se mantiene la fecha del 30 de junio, sólo habrán transcurrido 45 días desde las elecciones presidenciales. Éste es un tiempo exiguo para preparar todo un equipo de gobierno, máxime cuando se produce un cambio del partido en la presidencia, algo insólito en la historia argentina. Además, el sistema electoral argentino, con una elección en segundo grado en los colegios electorales, hace que Menem hoy no sea formalmente presidente electo, ya que le falta la confirmación que le darán los colegios electorales, que han sido convocados para el próximo miércoles 21. Estos días no estaba todavía completo el cómputo definitivo de los votos del pasado 14 de mayo.

Queda también un aspecto no desdeñable a favor de un aplazamiento de la transmisión de mando hasta el 9 de julio. Ese día es fiesta nacional en Argentina, porque se conmemora el día de la Independencia. Se cumple además ese 9 de julio un año de la victoria de Menem en la elección interna del Partido Justicialista (peronista), en la que derrotó, de forma sorprendente, al otro precandidato presidencial peronista, el presidente del partido y gobernador de la provincia de Buenos Aires, Antonio Cafiero.

En el entorno de Menem dan mucha importancia a los aspectos cabalísticos, y se considera como un buen augurio iniciar el mandato en un día tan señalado, para Argentina y para el futuro presidente, como el 9 de julio. Se piensa además que así sería posible conseguir una presencia más importante de mandatarios extranjeros en la ceremonia.