Un aliado fiel en la lucha por la independencia
, Vistas desde Varsovia, las relaciones franco-polacas revelan un carácter muy especial, derivado de la historia de los dos países. En los últimos siglos Francia fue considerada en Polonia como un aliado fiel en la lucha polaca por la independencia contra sus eternos enemigos: Rusia y Alemania. Desde París, la alianza con Polonia parece haber sido mucho menos evidente.
Así, a Napoleón se le venera, teniéndole casi por un héroe nacional por librar guerras contra las potencias que en el siglo XIX ocupaban Polonia, olvidándose de que Bonaparte no era entusiasta de la idea de restaurar el reino de Polonia. Pocos polacos quieren también recordar el lema No moriremos por Gdansk, muy popular en Francia cuando las tropas alemanas invadían Polonia en 1939. Francia no hizo nada por acudir en ayuda de su aliado.
Para los polacos, Francia es Europa occidental, a la que quieren pertenecer. Por ello cuando en septiembre de 1967 llegaba a Polonia el general De Gaulle le dieron una gran bienvenida. En De Gaulle veían al artífice de la política resumida en el lema Europa desde el Atlántico hasta los Urales. Los años setenta han sido la época idílica en las relaciones polaco-francesas. La amistad personal del entonces primer secretario del POUP, Edvard Gierek, y el entonces presidente francés Valery Giscard D'Estaing, sirvió también para acercar a los dos bloques político-militares que dividen Europa. Todo se acabó con la implantación de la ley marcial en Polonia en 1981 y la adopción por Francia de una postura crítica ante la represión. Ahora, la visita de Mitterrand se convierte en un acto simbólico de acercamiento.
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