Sobre un volcán

Desde hace bastantes años la salsa ha invadido el archipiélago canario y más concretamente Tenerife. Siguiendo ese paralelo que la une a Venezuela, los ritmos latinos, calientes y sabrosones, se apoderaron de una isla que tampoco tiene invierno; una isla predispuesta al boncho, que ha adoptado la salsa como algo propio y la ha convertido en su auténtica música popular, por encima, incluso, de sus tradiciones milenarias.Cuando suena el clave la isla se estremece. Ya desde más de una hora antes de que la plaza de toros abriera sus puertas, los alrededores presentaban una densidad humana inusual; claves, maracas, cencerros y otros instrumentos de percusión latina marcaban su ritmo en las calles adyacentes y las canciones del esperado Roberto Torres salían de las jóvenes gargantas. Torres arrasaba ya mucho antes de salir al escenario.

Unas 2.000 personas se quedaron sin poder entrar en la plaza de toros chicharrera para asistir a la presentación oficial en España del cantante cubano de Miami. El festival salsero se abrió con la actuación de la orquesta local Maracaibo. Buenas intenciones y ritmos muy bailables como ambientación ideal, mientras la plaza se iba abarrotando.

Durante el descanso el ambiente era atronador, la salida de Torres al escenario fue el desborde de la más sana y controlada locura, para no creérselo. Con las primeras notas de Caballo viejo la plaza pareció hundirse, y la voz del cantante se perdió entre las miles de voces que cantaban el tema. Igual sucedió con Señora, usted y algunos temas del disco Elegantemente criollo.

Torres se mostró como un personaje eminentemente comunicativo e improvisador. Arropado por una banda discreta de buenos artesanos , Torres cosechó un triunfo redondo.