Cicciomiessere: "A la CE le falta democración"
, "La CE no es en estos momentos una institución democrática", afirma tajantemente el diputado radical itafiano Roberto Cicciomessere en un alto de las deliberaciones del congreso que el Partido Radical ha celebrado recientemente en Budapest. En conversación mantenida con este periódico sostiene, por otro lado, que los Estados nacionales "no están capacitados para gobernar los problemas de nuestro tiempo".
Cicciomessere, soltero, de 43 años de edad "y político de profe sión desde los 18 años y siempre en el Partido Radical", según sus propias palabras, considera que la dimensión del poder económico es supranacional, y que "el poder político, en cuanto poder nacional, renuncia a influir lo más mínimo en esas fuerzas que des bordan las fronteras". Cree, por tanto, que la primera tarea es en contrar instituciones supranacionales "que sean democráticas". El problema de la democratización comunitaria preocupa a Cicciomessere: "Si un país que estuviera organizado política mente como la Comunidad Europea (CE), solicitara su adhesión a ella, sería rechazado por no cumplir con los requisitos democráticos. Si un país tuviera instituciones como la CE, es decir, un Parlamento que no decide nada y un Gobierno que lo decide todo por sí solo sin tener que responder ante nadie, dicho Estado sería, evidentemente, calificado como totalitario y, por consiguiente, no sería aceptado por la CE para formar parte de ella". El diputado radical considera que esa circunstancia especialmente grave si se tiene en cuenta que, "como ha declarado Delors, para 1992 el 80% de las decisiones económicas no pasarán ya por los Parlamentos nacionales, sino que serán hechas en Bruselas". En su opinión, Europa debe afrontar el desafío del mercado único a partir de la referida fecha sin que exista una división de poderes que permita conciliar los diferentes intereses.Grupos de presión
Para Cicciomessere, son los poderes económicos transnacionales los primeros interesados en que se mantenga la actual situación política. "Prefieren discutir y lidiar con el Gobierno comunitario, con la burocracia de la Comisión Europea, a los que puede condicionar en mayor medida. Los grupos de presión, los lobbies económicos, se desenvuelven a sus anchas en los pasillos comunitarios, sin tener que afrontar batallas políticas ni dar explicaciones a la opinión pública o a un Parlamento Europeo que funcione como tal".
Cree que el camino para superar tal estado de cosas ha sido trazado ya aunque falta recorrerlo: "El Parlamento Europeo aprobó ya el proyecto de tratado de unión de Altiero Spinelli, y en la presente legislatura ha propuesto, a iniciativa radical, la convocatoria de unos Estados generales de Europa para reescribir a fondo una nueva Constitución de la CE". Ahí está el problema: concebir un nuevo acomodo institucional democrático y eficiente que cuente con un Gobierno capaz de gestionar las materias transferidas por la Comunidad y con un verdadero Parlamento que pueda representar los intereses de todo el pueblo europeo".
Para conseguir esos objetivos, Cicciomessere no ve otra opción que recurrir a la movilización de la opinión pública y la conversión de los partidos políticos -"hasta ahora anclados en problemas localistas, nacionales"- en fuerzas transnacionales que dejen de cegarse con los asuntos de casa y vean los problemas en su dimensión europea.
"Piense en una cosa", afirma, .en Italia se han realizado huelgas y manifestaciones contra el cierre de una factoría siderúrgica de Bagnoli; han sido movilizaciones contra el Gobierno de Roma, cuando ha sido la CE la que ha decidido el cierre en su sede comunitaria, muy lejos de Roma. Es ridículo".
Para Cicciomessere, los problemas, hoy día, superan a las naciones, y está firmemente convencido de que problemas como el crecimiento económico, el paro, la emigración o la destrucción del medio ambiente no pueden solucionarse a esa pequeña escala de las naciones. "Es una tontería pensar que todo eso pueda resolverse a niveles nacionales. Por ejemplo, pensemos en el tema del ozono: el propio presidente francés, Mitterrand, ha dicho que para resolverlo es necesario una renuncia a los poderes nacionales para transferirlo a entidades supranacionales, por ser las únicas que pueden intentar resolverlos, porque hay intereses nacionales y locales que impiden su resolución", concluye.
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