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Reportaje:ELECCIONES EUROPEAS

La quinta del 93

El nuevo Parlamento será protagonista de la Europa sin fronteras

, El Parlamento Europeo "fue durante sus primeros 22 años de existencia un elegante foro de conversación", según expresión de uno de sus 3.400 funcionarios. Su elección por sufragio universal a partir de 1979 apenas cambió su papel, aunque incrementó su notoriedad entre la opinión pública.

Durante sus tres primeras décadas de vida dos fueron, esencialmente, sus poderes: Derribar a la Comisión Europea, lo que nunca se atrevió a hacer, y rechazar el presupuesto de la CE que les sometía el Consejo de ministros, un paso que dieron, por primera vez, en 1984. Algunos defensores de la elección directa para designar a la Eurocámara se preguntan a posterior¡ si merecía la pena convocar a los ciudadanos para tan poca cosa.

La entrada en vigor del Acta única en julio de 1987, la primera revisión en profundidad del Tratado de Roma, cambia sustancialmente el papel de los 518 diputados que una semana al mes se reúnen en el hemiciclo del Palacio de Europa en Estrasburgo. Pero dista aun mucho de convertir al Parlamento en una Cámara legislativa comparable, por ejemplo, al Congreso de los Diputados español.

¿Quién ostenta el poder en la Comunidad?. Esquematizando mucho se podría describir a la Comisión Europea como el embrión de Gobierno comunitario, que posee la capacidad de iniciativa en materia legislativa y de control de las decisiones adoptadas. El Consejo de Ministros sería el auténtico órgano legislativo que comparte, sin embargo, desde hace dos años una parcela de su poder con un Parlamento Europeo equiparable a un Senado o Cámara alta.

La primera víctima

A los dos corresponde la facultad de aprobar o rechazar los acuerdos de la CE con países terceros, incluídos los eventuales tratados de adhesión al club de los doce. El Estado judío fue la primera víctima de la Eurocámara. La represión en los territorios ocupados de Cisjordania y Gaza supuso para Israel que la entrada en vigor de sus nuevos protocolos comerciales con la Comunidad se aplazase varios meses.

Un 72% de las enmiendas formuladas por los eurodiputados en su primera lectura han sido tomadas parcial o totalmente en cuenta por la Comisión durante el primer año de aplicación del Acta única, según una encuesta hecha por el propio Parlamento, pero el porcentaje decae hasta un 21% cuando, tras una segunda lectura, el Consejo de ministros examina las modificaciones introducidas por la Asamblea de Estrasburgo.

Si la Comisión y el Parlamento se asocian, como ocurrió el pasado mes de abril, en su rechazo de una directiva sobre la reducción de la contaminación provocada por los vehículos de pequeña cilindrada, que consideraban demasiado tolerante, el Consejo de ministros no puede ya aprobarla por mayoría, sino por unanimidad. En la práctica ésto significa que o acata las exigencias de los diputados o no habrá legislación comunitaria sobre la materia.

Gracias a esta cooperación los gobiernos de los doce "ya no nos ignoran", aseguró el presidente del Parlamento, el británico Lord Henry Plumb, en el discurso de despedida que pronunció en la última sesión antes de unas elecciones que permitirán a la Asamblea incrementar "su influencia y su responsabilidad".

Además de sus nuevas atribuciones, la institución que encabeza Plumb ha podido reforzar su peso gracias a que, según Rudi Arndt, el alemán que preside el nutrido grupo parlamentario socialista, el presidente de la Comision, Jacques Delors, le reconoce un papel "completamente diferente" del de sus predecesores.

Su elección por sufragio universal supuso para el Parlamento un realce de su prestigio que incitó a numerosos jefes de Estado o de Gobiernos a tomar la palabra ante el hemiciclo para dirigirse a Europa. La atención que le otorga Delors y las nuevas prerrogativas que le atribuye el Acta Única han animado a numerosos lobbies a frecuentar sus pasillos para convencer a un diputado de que presente una enmienda o evitar, en cambio, que prospere una resolución condenando la represión en algún país del Tercer Mundo.

El último grupo de presión en hacer acto de presencia en Strasburgo fue a finales de mayo, el que acaban de constituir homoxexuales de ocho países europeos, incluído España, para incitar a los candidatos a eurodiputados a combatir las leyes y directivas que, según ellos, discriminan a los 30 millones de europeos (9,4% de la población), cuya sexualidad es diferente.

Pero la pasión que suscita y el espacio que le dedican los medios de comunicación es totalmente desproporcionado con el limitado poder que ostenta y el escaso interés que le manifiestan sus diputados.

Una encuesta publicada hace una semana por el semanario parisiense Le Journal du Dimanche ponía de relieve que de cada 12 sesiones plenarias anuales los parlamentarios italianos no acudían a cerca de la mitad, los franceses se "fumaban" la tercera parte y los británicos y alemanes la cuarta. Los españoles apenas hacían novillos durante dos sesiones al año.

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