"Las habrá peores"
, Después de 24 tardes consecutivas de acudir a Las Ventas como quien va a la oficina, muchos aficionados despedían la feria con nostalgia. Las penas pasadas habían quedado en el olvido y ante el pobre balance de la feria, uno se consolaba comentando: "Las habrá peores". Y, efectivamente, aún pudo ser peor, pues importantes detalles toreros aliviaron su tónica general de mediocridad, y a pesar de la lluvia torrencial que cayó cada día sobre la sufrida afición, no hubo casos graves de pulmonía.
Los llenos diarios 24 tardes consecutivas, la enorme demanda de localidades, la ilusión con que el público acudía a la plaza, aún los días de tormenta, son reflejo de la afición a los toros que hay en Madrid. Los gestores del coso tienen a su disposición una clientela fiel, que sólo aprovechan para el gran ciclo de la Feria de San Isidro, cuando Las Ventas es aún más plaza de temporada que de feria.
Concluído el abono, la temporada continúa, hasta final de octubre. Cinco meses en los que habrá toros todos los domingos y días festivos, algunas corridas extraordinarias, feria de otoño en su último tramo. La empresa actual del coso tiene la posibilidad de montar interesantes combinaciones de toros y toreros, según era habitual en Madrid hace años. Para ello, la antigua empresa de Las Ventas -Nueva Plaza de Toros de Madrid SA- procuraba no cerrar carteles con anticipación y solía esperar al resultado de cada festejo, por si triunfaba algún diestro y procedía repetirlo.
El público que ha convertido la Feria de San Isidro en un éxito económico, es la clientela potencial de estos festejos de temporada, que podrían alcanzar el mismo atractivo que el abono si se organizan con el adecuado sentido empresarial, y atendiendo a los gustos y a las exigencias de la afición madrileña.
Precisamente las críticas principales que tuvo el pliego de condiciones por el que se rige actualmente la explotación de Las Ventas, se referían a que no contemplaba este aspecto fundamental dél coso, e incluso empobrecía la temporada, por un lado reduciéndola, por otro concediendo al gestor la posibilidad de dar festejos menores en días festivos. La prórroga del contrato de arrendamiento corrigió algunas de estas deficiencias, pero no es suficiente, y la fiesta de toros en Madrid necesita urgentemente que la Comunidad, propietaria de la plaza, establezca nuevas condiciones de explotación, a fin de recuperar el contenido y la categoría que, en tiempos no lejanos, llegó a tener la temporada madrileña.
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