Más que una torpeza

NI SIQUIERA el comprensible deseo de evitar reacciones alarmistas por parte de sectores de la opinión pública venezolana explica la suprema torpeza cometida por el presidente de dicho país, Carlos Andrés Pérez, en sus declaraciones sobre los 11 miembros de ETA expulsados de Argelia y llegados a Caracas hace unos días. Como acertadamente recordó ayer mismo el lehendakari Ardanza, poner en pie de igualdad a los gudaris de 1936 o a los exiliados vascos que llegaron al país caribeño huyendo del franquismo con los desalmados autores de asesinatos como los cometidos por ETA durante la última década supone ofender la memoria de los primeros y confundir a quienes lucharon por la libertad con quienes combaten contra ella.La actitud cooperante del Gobierno venezolano en materia antiterrorista -puesta de manifiesto en el hecho mismo de aceptar acoger y controlar a los expulsados por Argelia y en la firma del reciente tratado de extradición- resulta demasiado contradictoria con las palabras del presidente de ese país como para atribuir al incidente el carácter de un deliberado agravio. Con todo, es algo más que un desliz y exige una rectificación expresa. Porque sería ofender a Carlos Andrés Pérez, que recientemente solicitó -y obtuvo- del Gobierno español una importante ayuda económica para hacer frente a graves problemas internos, suponer que todo se debe a ignorancia o falta de información.