Mariano Rubio pide menor gasto público y moderación salarial para frenar la inflación

, El gobernador del Banco de España, Mariano Rubio, efectuó ayer una firme advertencia sobre los desequilibrios de la economía española en su informe anual al consejo del banco, y dijo que la inflación y el déficit de la balanza por cuenta corriente eran las dos amenazas más graves que afronta el fuerte ritmo de crecimiento. Para paliar estos peligros ahogó por un incremento de los ingresos del Estado que enfríe la economía mediante una retracción de la demanda. También señaló la necesidad de una moderación salarial que mantenga los costes españoles en línea con sus competidores europeos.

Según el informe, la tasa de crecimiento anual del producto interior bruto (PIB) se situó en el 5,3% el año pasado, el empleo creció en un 3%, mientras el déficit por cuenta corriente representó el 1% del PIB con 3.760 millones de dólares. El pronóstico para 1989 sitúa al déficit por cuenta corriente en el 2% del PIB, lo que equivale de hecho a un incremento del 100% en los desequilibrios exteriores -respecto del PIB- lo que provocará una "aceleración de la subida de precios".El informe atribuye los desequilibrios externos y la inflación a la presión de la demanda y a los costes salariales. Y señala que el incremento del PIB en 1989, que en ningún caso estará por debajo del 4,5%, obligará a un aumento de las importaciones y favorecerá un alza de precios en los productos con menos competencia exterior.

Rubio señala que la lucha contra estas presiones fue librada en solitario por el Banco de España, con la política monetaria como único instrumento. "Ante la perspectiva de estos desbordamientos, hubiera sido aconsejable, en el otoño de 1988, que se adoptase una política presupuestaria de tono restrictivo, que acompañase a la acción correctora de la política monetaria", afirma el informe. El texto exculpa parcialmente al Gobierno por la ausencia de corrección presupuestaria, al señalar que el gasto fue diseñado bajo fuerte presión social para conseguir mejoras y ante la necesidad de desarrollar infraestructuras en la perspectiva de 1992.

El gobernador del Banco de España señala que, de todas formas, el solo instrumento presupuestario no hubiera bastado para enfriar la economía sin combinarse con la política monetaria; pero, señala, el mecanismo monetario aplicado para este fin es indirecto y lento, ya que actúa sobre un sistema de tipos de interés liberalizado. En una clara alusión a las pólizas de seguros de prima única, dice que el trasvase entre activos de dinero negro ha complicado el control monetario en los últimos dos meses de 1988 y en los primeros de 1989.

En este contexto, Rubio dice que "el Gobierno es consciente de estos problemas, como lo ha mostrado su resistencia a aceptar nuevos compromisos de aumento del gasto público y, muy recientemente, el bloque de medidas acordadas el pasado día 12 de mayo", como el adelanto de los pagos a cuenta del impuesto de sociedades y los recortes lineales en los gastos de distintos departamentos.

Inversión y ahorro

Para no precipitarse en una espiral de inflación, el informe, tras hacer una descripción dramática de la descapitalización de las empresas españolas durante la denominada crisis del petróleo, señala que "el ritmo de acumulación de capital de la economía no debe exceder los márgenes que permite la oferta normal y sostenible de ahorro". Bajo esta hipótesis, la economía española no resistiría un proceso de acumulación que careciera de equilibrio entre inversión y ahorro so-pena de precipitarse en el círculo de la inflación. Dentro de este espectro el informe solicita moderación salarial como forma de frenar el proceso de consumo. "Los últimos 15 años de nuestra historia nos han enseñado que los intentos de alterar bruscamente la participación de la remuneración de los asalariados en el producto, por medio de alzas desmedidas de los salarios nominales y reales, quedan abortados por ajustes de empleo". Rubio estima que para sostener las exportaciones los costes laborales unitarios deben mantenerse dentro de la línea fijada por los competidores europeos de España.

Respecto del comercio exterior, el informe establece que la fijación de altos tipos de interés -un incremento de cuatro puntos, desde el otoño pasado hasta mayo- como fruto de la política monetaria, introdujo una fuerte distorsión del tipo de cambio de la peseta, lo que motivó medidas disuasorias contra los movimientos de capital.

El informe señala también que el conjunto de los activos oficiales y del banco emisor representan el 60% del PIB y que "este volumen de deuda provoca ya problemas delicados".