Suma y sigue
La falta de previsión del Ministerio de Transportes no deja de sumar capítulos. A los incumplimientos del plan de cercanías, que lleva ya más de dos años de retrasos, se han unido últimamente toda una colección de agravios para el viajero.La bandera del plan de cercanías, la nueva estación de Atocha, fue inaugurada a toda prisa en julio de 1988. Apenas pasaron 1 seis meses y ya fue necesario realizar una completa labor de maquillaje en toda la estación.
Se empezó por los andenes, que hubo que limarlos unos seis centímetros para evitar las rozaduras de los trenes de largo recorrido. Alguien olvidó que la nueva estación de cercanías tendrá que dar cabida a los Talgos y a los Expresos al menos durante dos años.
La superficie de granito de la flamante estación tampoco aguantó mucho. La humedad y las grietas han empezado a hacer de las suyas y ha hecho falta estudiar medidas para frenar su deterioro.
. La megafonía instalada era inaudible; hubo que renovarla por completo. También fue necesario improvisar unas cabinas telefónicas y una decena de pantallas para cubrir las lagunas informativas dentro de la terminal.
La señalización a pie de andén se cambió por completo y se decidió poner calefacción para hacer habitables las salas de espera.
Suma y sigue. Decenas de millones de pesetas destinadas únicamente a tapar los defectos.
Ahora se abre al público la nueva terminal de Embajadores. La impresionante bóveda de la estación, a 28 metros bajo tierra, lleva nueve meses en compás de espera. Los sufridos viajeros de cercanías confían en no enfrentarse de nuevo a la imprevisión.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
