Biblia y homosexualidad

He leído con estupor la carta del señor Carrasco. De no haber adjetivado su condición de cura hubiera supuesto que había sido escrita por un ateo. Sobre si Cristo condena o no la homosexualidad, la carta del señor Knott (que es la que ha desatado la indignación del cura) es bíblica. La asumo en su totalidad: Cristo ama al homosexual, pero condena la homosexualidad; Cristo ama a la mujer adúltera, pero condena el adulterio; en definitiva, Cristo ama al pecador, pero condena el pecado. Lo dice la Biblia y punto. Lo crea o no el cura.El señor Carrasco aduce unas palabras de dos hombres, pero no cita, porque no existe, ningún verso de la Biblia que sustente su error. Para que yo, humilde sacerdote de Dios (Ap, L6) creyese lo que el señor Carrasco dice debería eliminar media Biblia, ya que el Nuevo Testamento contiene 56 versos que nos hablan del destino final del hombre pecador no arrepentido. Si no existe (según el cura) la condenación eterna, tampoco existe el infierno. La Biblia, también en el Nuevo Testamento, cita 19 veces este lugar reservado para Satanás y los suyos y quienes no acepten a Jesús como salvador personal.

Insto al señor Carrasco a que coja la Biblia, que es palabra de Dios y por tanto inerrante, y lea lo siguiente: "El que en Él cree no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado" (Jn, 3:18). Enfatizo el tiempo del verbo: no es que se condenará quien no crea en Jesucristo, es que ya está condenado. O bien: "Y los echarán en el horno de fuego; allí será el lloro y el crujir de dientes" (Mt, 13:42). Obviamente, o miente Cristo o miente el cura. Yo creo que Cristo dice la verdad.- periodista evangélico.