Zhao, el gran sacrificado
Zhao es sin lugar a dudas el gran sacrificado de esta grave crisis que ha estallado en el país más poblado del mundo. Discípulo de Deng desde que éste iniciara la reforma, en la segunda mitad de la pasada década, y secretario general desde 1987 después de haber sido antes primer ministro, Zhao Ziyang, de 70 años, ha sido llevado a las fauces del lobo por el anciano dirigente, de la misma manera que éste lo hizo hace dos años con el entonces jefe del partido Flu Yaobang. No supo frenar las protestas universitarias, ni las ansias que ya empezaban a mostrar muchos sectores del país por encontrar canales democráticos.Paradójicamente, Zhao había revelado el martes en Pekín al presidente soviético, Mijail Gorbachov, que el partido seguía contando con la sabiduría de Deng Xiaoping cuando se trataba de resolver los problemas más importantes de la nación, en un mensaje directo al pueblo chino de que todavía no ha llegado la hora del retiro político del anciano líder de China.
Zhao Ziyang había acudido a las cuatro de la madrugada de ayer a Tiananmen para hablar con los huelguistas que todavía permanecen en ayuno de alimentos sólidos poniendo en peligro sus vidas. El secretario general, a quien acompañaba Li Peng, parecía muy emocionado. "Las críticas que hacen los estudiantes contra nosotros nos parecen convenientes. No he venido para que nos perdonéis nuestras culpas sino para que terminéis la huelga porque estáis poniendo en peligro vuestras vidas. Os prometo que vamos a tratar de buscar una solución a los problemas que planteáis y que no vamos a cerrar el diálogo", dijo Zhao.
Estas palabras fueron pronunciadas en medio de un numeroso grupo de estudiantes que, al final, le pedían entusiasmados que les firmara autógrafos en un papel, en el brazo, en la manga o donde fuera con tal de conservar grabada la presencia de un político respetado por los universitarios y del que apenas se han escuchado críticas en estos días de manifestaciones.
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