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La amortización fiscal y la unión europea, ejes se la reunión informal de ministros de Economía de la CE

Los ministros de Economía y Hacienda de los doce se reúnen por primera vez este fin de semana en territorio español para, probablemente, constatar sus profundas divergencias sobre la armonización de la fiscalidad y, con la única excepción del Reino Unido, resaltar, en cambio, su acuerdo sobre la necesidad de llevar adelante la unión monetaria de la CE.

El encuentro informal en el hotel La Gavina de S'Agaro, en la Costa Brava, empezará hoy, viernes, con una cena que el ministro español Carlos Solchaga ofrecerá a sus colegas; al presidente de la Comisión Europea, Jacques Delors, y a su comisaria Christiane Scrivener, y se prolongará el sábado con una discusión preparatoria de la cumbre de Madrid, convocada para finales de julio.Las divergencias que suscitan los dos proyectos de armonización fiscal de los impuestos indirectos y del ahorro son tales que la comisaria gala encargada de defenderlos acaba de suavizar el primero y se dispone a hacer otro tanto con el segundo, rebajando probablemente de un 15% a un 107. la retención en origen sobre las rentas del capital que los Estados miembros aplicarían.

Pero es dudoso que esta concesión suplementaria apacigüe a la banda de los tres adversarios (Luxemburgo, Holanda y Reino Unido) de la armonización de la fiscalidad sobre el ahorro, a los que se ha sumado recientemente la República Federal de Alemania suprimiendo su retención en origen del 10%, y propiciando así, según Delors, "una puñalada a la relación de confianza entre la Comisión Europea y Bonn".

A falta de un mínimo consenso político en S'Agaro, para continuar discutiendo del tema con seriedad, el secretario de Estado de Hacienda, José Borrell, tiene la intención de renunciar a reunir al grupo de expertos comunitarios que preside, a pesar de que, en principio, los doce se habían comprometido a alcanzar un acuerdo antes de finales de junio, seis meses antes de que entre en vigor para la mayoría de sus miembros la liberalización de los movimientos de capitales.

Scrivener y Borrell barajan, no obstante, la posibilidad de poner entre paréntesis el establecimiento de una retención común sobre los intereses para esforzarse en hacer prosperar otra directiva que prevé un incremento de la cooperación entre administraciones de Hacienda. Este último proyecto es más importante, dijo el secretario de Estado a su paso el 13 de mayo por Bruselas, "en cuanto no exista armonización fiscal sobre el ahorro".

Sólo un país, Luxemburgo, se opone al reforzamiento de la cooperación entre administraciones fiscales nacionales, y lo ha puesto de manifiesto elevando a rango de ley sus prácticas de secreto bancario; pero, a pesar de la determinación demostrada por el miembro más pequeño de la CE, Borrell cree que "no podrá mantener esta posición numantina si los otros 11 están en contra".

Banco central europeo

Si Luxemburgo corre el riesgo de encontrarse aislado en su rechazo de la mejora de la colaboración fiscal entre los doce, el Reino Unido lo estará en su oposición al proyecto de unión económica y monetaria, que implica la creación de un banco central europeo y de una moneda común.

Pedro Solbes, secretario de Estado encargado de las relaciones con la Comunidad fue, días antes en Bruselas, algo más optimista al estimar que incluso Londres podría aceptar la primera fase del plan del comité Delors, que prevé la incorporación de la libra al Sistema Monetario Europeo. Pero para aquellos que tenían aún alguna duda sobre la disposición de Downing Street a ir más allá, Margaret Thatcher reiteró a la Cámara baja (House of Comque la transferencia de soberanía que implicaba el proyecto era "del todo inaceptable".

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