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RELEVO EN ARGENTINA

La 'patria morena' del ganador

El gobernador de La Rioja celebró el triunfo rodeado de su 'corte'

CARLOS ARES, ENVIADO ESPECIAL, Carlos Saúl Menem, el presidente electo de Argentina, vestido con un conjunto de aerobic color burdeos, acaba de dar su último beso en una mejilla y sube desde el garaje, donde se servía un asado para 100 personas, a su dormitorio en la residencia del gobernador de la provincia de La Rioja. Son las cinco de la mañana de ayer (diez de la mañana, hora peninsular española). A sus pies, la corte, como se llaman entre ellos los fieles asesores de Menem huye a los escasos hoteles de La Rioja para recuperar fuerzas. Saben que el jefe duerme poco y a la mañana siguiente tienen que estar cerca cuando se repartan los cargos.

Los tres músicos y el cantante de tangos que animaron la cena beben una copa más del buen vino marca Menem, que produce la bodega familiar del presidente electo, enfundan sus instrumentos y se marchan en silencio. El festejo íntimo de la victoria ha concluido. Una brisa fresca sopla en las humildes calles de La Rioja mientras se retiran los restos de la muchedumbre que se reunió en la plaza principal para escuchar el mensaje que el gobernador y futuro presidente les dedicó desde los balcones de la modesta Casa de Gobierno riojana. La gente le interrumpía con una estruendosa consigna: "Soy de Menem / de Menem /yo soy".Menem, nervioso, emocionado, repitió su discurso de los últimos días como si aún estuviera en la campaña electoral., Habló de la unidad nacional, convocó a todos los sectores y recordó una frase que ya había dicho a los periodistas: "Derroté a un adversario político, pero recuperé a un amigo". Detrás de él la corte se burlaba de sí misma por lo que había hecho. "La mayoría de los que le siguen de cerca hubieran sido personajes en las novelas de Roberto Arlt", dice el polémico escritor Jorge Turco Asis, y agrega: "Juntó las sobras, lo que quedaba, lo peor, y con eso hizo el milagro".

Argentina profunda

Los periodistas extranjeros, veteranos de otros países latinoamericanos, se asomaron a esta Argentina profunda que les huele el perfume y empiezan a explicarse el fenómeno. La patria morena está allí. Los desposeídos están allí. Los humillados están allí. Los hambrientos están allí. A todos ellos les tendió la mano el candidato, y desde ellos construyó su poder. Sin estructura partidaria, sin los medios de difusión, contra los prejuicios culturales.

Cuando en medio de una breve conferencia de prensa le llamó Eduardo Angeloz, el candidato radical, Menem interrumpió la charla para atenderle con el mismo afecto con el que trata a cualquiera: "¡Pocho, querido! Bueno, no te enojás si te digo Pocho, ¿verdad?". Y no se escondió de los periodistas. Tampoco se ocultó luego en su residencia. Todos podían entrar allí y revisarle hasta la nevera.

Parece preocupado por el país que le tocará heredar. "Quiero hacer un inventario, habrá que investigar". Y no tiene prisa por asumirlo, "porque no deseo violar los plazos que fija la Constitución. Alfonsín es el presidente y yo el gobernador de La Rioja hasta el 10 de diciembre". Pero ya designó una comisión que tomará contacto con el Gobierno para iniciar la transición y espera encontrarse mañana mismo con el presidente Raúl Alfonsín. "Dentro de 30 o 35 días voy a anunciar mi Gabinete, y luego comenzaremos a trabajar en las primeras medidas de gobierno. Espero que los países europeos, en particular Italia y España, con quienes nos unen lazos de sangre, superen el prejuicio que tienen con el peronismo y nos ayuden a reconstruir la Argentina sin pensar en que se beneficia un partido político". Tiene fe y asegura que en "dos o tres años" ya se van a notar los resultados de un Gobierno con el que desea "dignificar al hombre a partir de su trabaio". La revolución se llama "productiva".

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