Atrapado en el asfalto

Soy una de las miles de personas que quedaron atrapadas el día 28 de abril en "el atasco más importante de la historia madrileña", según titulan en EL PAÍS. Concretamente, tardé dos horas en cruzar la Castellana, desde la plaza de Castilla hasta Cibeles, en la tarde de ese fatídico día. Al final tuve que renunciar a mi viaje vacacional, regresando a casa con toda la familia y las maletas preparadas. Durante las dos largas horas de mi peregrinaje automovilístico por el paseo de la Castellana intenté, en vano, conectar con alguna emisora que me informara sobre la situación del tráfico y posibles vías altemativas. Pasé de la AM a la FM, del mono al estéreo, de las emisoras nacionales a las autonómicas y locales, pero todo fue en vano. Me tuve que conformar con conocer las intrigas del PP y CDS para copar la alcaldía madrileña, aprenderme los últimos hits parades de la discografía anglosajona, repasar las alineaciones de los equipos futbolísticos. En fin, adquirí una amplia y vaga cultura general, pero seguía atrapado en la marea automovilística sin que nadie me indicara, desde las ondas, cómo solucionar mi pesadilla. ¿No cuenta la Dirección General de Tráfico o la Concejalía de Tráfico con medios para facilitar información a los ciudadanos en estos casos de emergencia? Si la radio, sobre todo las oficiales, son un servicio público, ese día no prestaron la ayuda debida-