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La Comunidad miniza el efecto económico de la retirada norteamericana de Torrejón

Juan Carlos Sanz

La retirada de las fuerzas norteamericanas del Ala Táctica 401 de la base área de Torrejón de Ardoz no va a tener "un efecto negativo importante" sobre el crecimiento económico de este municipio ni del de su comarca, según un informe técnico de la Comunidad de Madrid, que hoy será analizado en la Asamblea regional.

La base aérea de Torrejón no ha servido, según se desprende de un estudio elaborado por la Consejería de Economía, para atraer la instalación de empresas en una zona, como el Corredor del Henares, caracterizada por su especialización productiva y su proximidad a grandes ejes de comunicación.El informe sostiene que las fuerzas norteamericanas viven en un régimen de autosuficiencia en muchos aspectos, como en la alimentación y los servicios sanitarios, deportivos y educativos. Esta situación ha impedido que se generara un gasto añadido en Torrejón. Al mismo tiempo, el estudio subraya que no habrá un desmantelamiento de las instalaciones, que serán utilizadas por unidades españolas.

El único efecto económico "de indudable preocupación", según el informe, es el destino de los más de 1.000 empleados españoles que perderán su puesto de trabajo en la base. Tras las movilizaciones del pasado año, el Ministerio de Defensa garantizó la estabilidad laboral de este colectivo dentro de la Administración española, aunque los trabajadores verán rebajadas sus retribuciones en al menos un 40%, respecto a las que percibían de EE UU.

Por su parte, el alcalde de Torrejón, el socialista José Pina, considera que las conclusiones del informe de la Comunidad, "no son del todo exactas". Pina señala que un buen número de los militares norteamericanos viven en pisos de alquiler en la localidad, que ahora quedarán vacíos. También podrían desaparecer los ingresos por el cobro del Impuesto de Circulación que proporcionan los 5.000 vehículos censados en la base (unos 60 millones de pesetas).

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Sobre la firma

Juan Carlos Sanz
Es el corresponsal para el Magreb. Antes lo fue en Jerusalén durante siete años y, previamente, ejerció como jefe de Internacional. En 20 años como enviado de EL PAÍS ha cubierto conflictos en los Balcanes, Irak y Turquía, entre otros destinos. Es licenciado en Derecho por la Universidad de Zaragoza y máster en Periodismo por la Autónoma de Madrid.

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