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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

El síndrome de Down y la falta de información

El viernes día 5, EL PAIS daba cuenta de un hecho ocurrido en Francia: un hombre mataba a su hijo recién nacido porque era mongólico, aduciendo que era "un acto de amor" hacia él. Más tarde, los tribunales le absolvían por comprender su reacción y aceptar como válido el acabar con un niño que, según ellos, tenía una expectativa de vida de tan sólo 20 o 25 años totalmente infructuosos.Esta noticia me produjo un gran impacto no sólo por el hecho en sí, que es tremendo, sinopor todo el gran problema que realmente revela esta acción: la absoluta falta de información que todo el mundo tiene sobre las personas que padecen el síndrome de Down, enfermedad que afecta a una de cada 600, según estadísticas referidas a la población mundial.

Habrá habido mucha gente que una vez leída la noticia apoyara al padre asesino y comprendiera la decisión del tribunal por la misma razón, por no conocer realmente cómo son y qué pueden llegar a conseguir hoy día los mongólicos.

Yo, como madre de un niño con síndrome de Down, podría llegar a entender, aunque no lo apruebe ni comparta en absoluto, la reacción inicial de ese padre porque sé cómo se viven esos primeros momentos, tremendamente impactantes, llenos de decepción y preocupación, y, sin embargo, lo que me parece más terrible de este caso es que nadie,empezando por los médicos que atendieron al niño y a la madre, primeros responsables de la deplorable falta de información y siguiendo por los magistrados y jurados que le juzgaron, ayudaran a este padre a afrontar con serenidad y realismo el problema de su hijo.

Hoy día, cuando existen tantos medios para que estos niños progresen adecuadamente, a pesar de su enfermedad congénita, gracias a la dedicación de padres y profesionales, todos los médicos, enfermeras, abogados, jueces y maestros tienen la obligación de saber y hacer ver a la sociedad que esas personas pueden llegar a ser válidas para muchas cosas y que su vida debe ser defendida como la de cualquier otro ser humano. Que los actos de amor vayan dirigidos hacia ellos y no contra ellos.-

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