Convivir en Israel
Testimonios de dos jóvenes, judía y palestino, sobre la situación del territorio que los une y los separa
"No me gusta Arafat"
Sohar Levi
Sohar, que a pesar de su mente abierta siempre se refiere a los palestinos -israelíes o no- como árabes, tiene su propia visión de cómo resolver el conflicto israelopalestino. "Hay que negociar con los palestinos, y la única organización palestina es la OLP. A mí, personalmente, no me gusta Arafat, pero acepto un Estado palestino al lado de Israel. La seguridad no es un problema. Tenemos un Ejército fuerte. Una vez les ganamos y siempre podemos volver a hacerlo. Fue desde las fronteras de 1967 desde las que conseguimos nuestra mayor victoria. Creo que mantener los territorios resulta más peligroso". Sus 17 años reflejan entonces una inesperada madurez. Ella, como sus amigos, no son ajenos a los problemas que atraviesa su país, y hablan a menudo de ellos. "Discutimos sobre los efectos que tiene sobre nosotros. Sabemos que es erróneo estar allí [en los territorios ocupados]. Estamos preocupados y confundidos. Tenemos un gran conflicto interior...". ¿Amigos palestinos? "Participé una vez en un seminario mixto, pero no llegamos a ser amigos. Las diferencias eran demasiado fuertes".
Aizem
"En cada barrio hay un pequeño comité que nos orienta, facilita las semillas y luego distribuye lo que producimos entre quienes lo necesitan. Tememos que se prolongue el tiempo de huelga o de toque de queda. No, no estoy cansado. Pensamos que lo que hacemos va a ser útil y nos sentimos orgullosos de ello. En nuestro grupo no hay chicas. Según nuestra religión, no podemos tener fiestas juntos, bailar o ir al cine con ellas como en otros países. Con las chicas podemos hablar del colegio y de otras cosas, pero nada más. No me parece mal así", continúa. Aizem, que esconde su timidez y su temor en un constante nosotros o en frases impersonales, se refiere continuamente a los israelíes como judíos, y busca con la mirada el apoyo de un amigo que le acompaña cada vez que cree pronunciar una frase dura hacia sus primos de raza. "Nuestros padres nos hablaban de la ocupación, de la gente que habían matado los israelíes, de la destrucción de casas. Sentimos que era nuestra responsabilidad. La gente mayor no puede hacerlo. Esperamos 20 años para nada. No hay diferencia entre palestinos y palestinos-israelíes. Confiamos en que éstos actúen de puente de paz". Su confianza en el triunfo no le lleva, a pesar de todo, a posturas radicales en sus planteamientos. "Judíos y palestinos no vamos a la misma escuela... Sería una buena idea; para vivir en paz necesitamos conocernos unos a otros. Sí, tal vez sería mejor".
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