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Renovarse o morir

La dirección del Casino de Madrid afirma que la cesión de servicios era "Ia única salida" para conservar su sede de la calle de Alcalá

. Hay que sortear a yonquis y prostitutas para entrar al egregio edificio del Casino de Madrid. La entrada de Alcalá está cerrada por obras. En la de la calle de la Aduana recibe un conserje serio, parsimonioso. El ascensor imbuye en el ritmo pausado que preside la institución. Manuel Hidalgo, presidente desde 1984, afirma: 'Encontramos una sociedad llena de deudas, abocada al cierre inmediato. La única salida era ceder la explotación de servicios a una empresa que, a cambio, invirtiera lo suficiente para conservar esto".El edificio del Casino de Madrid -al que generosamente puede calificarse de modernista- conoció mejores tiempos. Un día de la segunda década del siglo, el comedor caoba se conmovió. Hizo su aparición un socio que llevaba del brazo a La Fornarina. Nada en el reglamento impedía que un socio la invitara a comer, pero la cantante tenía fama de licenciosa, y las graves damas la taladraron con su mirada.

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Habitaciones de utilidad dudosa

El edificio de Alcalá, la última sede del Casino, se caracterizó desde su apertura, en 1910, por ser centro de reunión de la derecha española. "Entre estas paredes se han forjado crisis de Gobierno y caídas de ministros", afirma el director. Su despacho está presidido por una fotografia en la que el rey Alfonso XIII juega una partida de ajedrez con el gran maestro cubano Capablanca. En otra fotografía, la actual directiva hace entrega al rey Juan Carlos del taco de billar con el que jugaba su abuelo. Felipe Sánchez Román, el marqués de Alonso Martínez, Luis de Armiñán, el marqués de la Valdavia, Miguel Otamendi, Joaquín y Serafín Álvarez Quintero, el conde de Zubiría y el marqués de Dos Fuentes son algunos nombres de la época dorada.

Los socios disponen de mesas de juego, de servicio de peluquería e higiene, incluso de una sala de esgrima. Los restaurantes y sus apartados fueron famosos, así como la inmensa terraza. "Fíjese usted", dice el secretario, Luis Martínez de la Vega, "aquí las puertas son todas de caoba". El Casino cuenta también con una magnífica biblioteca de 70.000 volúmenes, que filmó recientemente la BBC como prototipo de biblioteca clásica.

La caída de Alfonso XIII se sintió en los sólidos muros. Por entonces, el reglamento establecía que "los mozos que sirvan en los comedores y en el bar deberán usar guante blanco de hilo, y los que hagan servicio entre la cocina y los salones llevarán además un bolsillo de cuero charolado a la cintura para las monedas, quedando terminantemente prohibido para dichos mozos la deplorable costumbre de guardar el dinero en los bolsillos del chaleco o del pantalón".

Después de la guerra -a la que el Casino sobrevivió convertido en hospital de sangre- fue nombrado director el general Aranda. Es la época en la que los madrileños se asomaban a la escalinata para oír los insultos de los generales contra Franco.

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"En l984", dice Manuel Hidalgo, "encontramos una situación crítica: 170 millones de deuda, y todo, hasta el mobiliario, embargado". El Casino tiene 47 empleados, y los 1.000 socios pagan 3.000 pesetas al mes. La empresa Gran Círculo se hizo cargo de la explotación de los restaurantes y los servicios. A cambio asumió parte de las deudas del Casino e invertirá 2.000 millones de pesetas.

Al director -el médico que atendió a Franco durante su agonía-, las acusaciones del sector crítico sobre la venta encubierta del edificio le parecen "cobardes". Confirma que, según los estatutos, el edificio no puede venderse, y que las críticas son infundadas. Discusiones de casino.

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