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La mirada de Leonardo Sciascia sobre España

Publicado en Italia el último libro del escritor siciliano, 'Ore di Spagna'

Leonardo Sciascia tiene una remota y constante relación con España, su cultura y su historia. Ahora aparecen editados enItalia una selección de breves ensayos en los que, bajo el título de Ore di Spagna, cuenta su personal vivencia de esa pasión. Desde Cervantes hasta la transicióndemocrática. No es la visión de un vecino, son reflexiones en la patria común de la latinidad. Juego de espejos donde se reflejan Sicilia y España.

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La inteligencia y la rabia

Leonardo Sciascia, un escritor cívico, en la acepción latina de este término, tan distinta de la centroeuropea o anglosajona, pues entre nosotros toma casi siempre el carácter de rebelión contra la propia familia, ha visto aparecer recientemente en las librerías italianas su último libro, titulado Ore de Spagna. En él, siguiendo el curso errático del ensayo literario breve, apoyándose ora en la actualidad ora en el recuerdo, recalando siempre en puertos de la novela o de la poesía, va desgranando ideas y metáforas, que finalmente quedan reducidas a la historia de un amor.Comienza por la evocación de la guerra civil y del asesinato, "por un cretino de izquierdas", de José Calvo Sotelo. Se pregunta -entre la incredulidad y la esperanza, esa forma mediterránea de cinismo imposible- si Leopoldo, en la transición sucesor de Adolfo Suárez en la presidencia del Gobierno, es hijo del asesinado. De ser así, afirma, la historia no habría podido corregirse con mayor exactitud.

La guerra civil

La guerra civil, como para otros escritores, concluye siendo para Sciascia el germen, la señal de alerta que pondría a Europa en guardia contra el fascismo: "Sin esta resistencia -tres años de lágrimas y sangre para el pueblo español- no habríamos tomado conciencia del fascismo, no habríamos encontrado razones en que apoyar nuestro instintivo antifascismo,. Encontramos idea y poesía, hicimos una idea de la poesía y dimos poesía a la idea, construimos nuestra utopía y nuestra esperanza".Hace memoria del que considera su primer libro: España en mi corazón, y de aquellos otros a los que considera esenciales en el entendimiento de lo que significó la guerra de España: Los grandes cementerios bajo la luna, de Bernanos; La esperanza, de André Malraux; La experiencia de la guerra de España, de Matthews; el Diario de Koltsov..., para caer de inmediato en el recuerdo de la poesía del 27, y particularmente de Jorge Guillén, con quien le unió una gran amistad.

Dentro de la estructura abierta de este pequeño libro, el lector podrá acercarse a su tercer capítulo como quien lo hiciera a un volumen de relatos. En él, Sciascia narra el encuentro en una librería de viejo con las obras completas de Ortega y Gasset. Sucedió, por los datos de las primeras líneas, en los meses iniciales de 1940. El hallazgo se le figura botín de guerra traído desde España por algún soldado y destinado a él y a su profundización en la lengua española. Rápidamente se da cuenta de que no necesita hacer uso del Nuevo diccionario ilustrado de la lengua castellana, de Miguel de Toro, porque la prosa de Ortega transcurre ante él límpida y transparente. En aquel tiempo aún no había salido de Sicilia, y sólo conocía por referencias los temas que Ortega abordaba, pero "al encontrarlas en su. propio discurso se ordenaban y, explicaban inigualablemente. Todo aquello a lo que se refería, por oscuro y difícil que fuera, se aparecía como simple y cristalino". Así aprendió Sciascia su español.

La concesión del Premio Cervantes a Rafel Alberti da pie para que Sciascia hable de su relación con el Quijote y en dos pequeños capítulos repase conceptos como la obligatoriedad de la lectura escolar, la lectura como quehacer del desocupado y la lectura por placer (pergioa). Se pregunta: ¿es posible que Cervantes no supiera que había escrito un libro alegre y misterioso? Y se responde con otro misterio: el del destino literario, una cierta relativa eternidad, que cambia los designios y destruye las intenciones del autor. El Quijote, para Sciascia, vive fuera de sí mismo, al margen del texto, o sobre el texto de Cervantes.

Imaginación popular

En las visiones de William Wordsworth; en su poema Preludio; en la Vida de Don Quijote y Sancho, de Miguel de Unamuno; en el cuento de Borges Pierre Menard, autor del Quijote, y sobre todo en la imaginación popular, en los millones de ciudadanos que, aun no habiéndole leído, creen estar en el dominio de sus secretos, porque "una gran obra literaria está siempre llena de verdades mutables, y una verdad, al cambiar, se transforma en algo que concurre a la verdad. Ésta es su fortuna, y la nuestra".La Semana Santa, la Iglesia católica y sus contradicciones, los paralelismos del fascismo español y el italiano, la figura de Unamuno y su polémica relación con el origen de la guerra de España son otros tantos asuntos que Sciascia aborda en este libro que, como apunta Natale Tedesco en una breve nota aclaratoria, puede ser considerado un juego de espejos en el que se refleja Sicilla en España y España en Sicilla. Está escrito, en todo caso, desde un sustrato emocional y cultural inevitablemente común.

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