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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

'Pecado' homosexual

Escribo respondiendo a E. Miret Magdalena y su artículo de opinión publicado en EL PAÍS el día 18 de abril, porque se ha equivocado en varios puntos que demandan una aclaración sobre el problema homosexual. Hablaba mucho de la Iglesia, los exegetas, una cita de la Sagrada Biblia sacada fuera de su contexto, y aun de la Santa Sede. Ahora vamos a dejamos de tonterías y mirar directamente lo que dice la Sagrada Biblia. Los cristianos apostólicos saben bien claro lo que Dios piensa del problema homosexual. No es problema, es pecado. No es que "ha sido hace poco un problema", como el artículo dijo, sino hace muchísimo es un pecado; desde el principio. Por favor, al pan, pan, y al vino, vino. Si vamos a hablar de Dios vamos a decir claramente lo que él dice. El salmo 100.3 afirma que él nos hizo y no nosotros a nosotros mismos, y Génesis, 1-2, enseña que el sabio y todopoderoso Dios nos hizo en el principio varón y hembra, o sea, un hombre y una mujer y no dos hombres. Selah. Luego Dios destruyó a Sodoma y Gomorra por su perversión (Génesis, 19) y hasta el día de hoy se llama el pecado de relaciones sexuales entre personas del mismo sexo sodomía (vea un diccionario ordinario). En defensa de san Pablo y todos los demás hombres de Dios en la Biblia, si uno es honesto intelectualmente y quiere saber lo que Pablo pensó sobre el asunto, puede leer Romanos, 1:27: "De igual modo también los hombres, dejando el uso natural de la mujer (lo cual no es homosexual), se encendieron en su lascivia unos con otros, cometiendo hechos vergonzosos hombres con hombres, y recibiendo en sí mismos la retribución debida a su extravío . ¿Por qué es que los ho mosexuales y los que simpatizan con ellos ven en la Biblia su mismo pecado en hombres que nunca harían tal cosa, antes lo abominaban? Tito, 1:15, explica que "a los corrompidos e incrédulos nada les es puro, pues hasta su mente y su conciencia están corrompidas". No ven la diferencia entre una amistad sana y santa y la perversión que quisieran normalizar y promover. La miseria busca compañerismo. No queda interrogante. El problema homosexual es grande. Es un pecado cuya paga es la muerte segunda y eterna en el lago del fuego (Romanos, 1:32). No es amor al prójimo decirle que no hay ningún problema, cuando muera, por lo que hace. Esto se llama engaño, o procedimiento ilícito. Hay ayuda y esperanza para el homosexual si quiere humillarse suficienternemte como para reconocer que lo que él practica Dios llama pecado, y tiene que arrepentirse de esto y confiar en el Señor Jesucristo, quien murió por los pecados de todos, inclusive por los de los homosexuales. En ningún otro hay salvación (Hechos, 4:12).-

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