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CONVERSACIONES EUROPEAS

Laroni advierte contra el peligro de la centralización europea en torno al Rin

Juan Arias

JUAN ARIAS, Nereo Laroni, líder socialista que como alcalde y concejal de Obras Públicas, Enseñanza y Cultura del Ayuntamiento veneciano ha vivido siempre volcado en el rescate de Venecia, advierte contra el peligro que existe de que la nueva Europa tenga su corazón en torno al eje del Rin, monopolizada por Alemania Occidental y, Francia. "Ello constituiría un grave riesgo para todas las zonas periféricas de Europa, en particular para el área sur, debido a la situación económica de ésta", afirma.

Venecia, zona de frontera entre la Europa Occidental y la del Este, podría jugar un papel de primer orden en un proceso de unificación europea que no esté monopolizado por la llamada Europa carolingia, afirma Laroni, veneciano, 46 años, apasionado por la pesca, miembro de la asamblea nacional del partido socialista y personaje clave de dicho partido en Venecia. Actual concejal para la cultura, fue desde 1985 a 1987 el alcalde más joven de la historia de la ciudad."Venecia", dice Laroni, "ha presentado su candidatura para la Exposición del 2000, porque es una ciudad capaz de atraer las energías, las propuestas y las novedades que existen hoy en el campo económico, científico, cultura] y humano, no sólo como centro histórico, como vieja cuna de tantas civilizaciones y encrucijada entre Oriente y Occidente, sino como corazón de un nuevo eje europeo, no alternativo pero sí complementario, al esquema tradicional sobre el que se está construyendo la nueva Europa".

Según Laroni, el peligro de la centralización europea existe aun más para zonas que como Venecia quedan fuera del triángulo industrial históricamente más fuerte de Italia y que son frontera entre dos mundos bien distintos. "Éstos son los elementos negativos que pueden arrastrar a una suerte de posición jerárquica de Europa, a una especie de centros concéntricos, cuyo corazón sería la llamada Europa carolingia", añade.

Ejes potenciales

El líder socialista habla con calor mientras el camarero espera paciente, de pie, en la central trattoria Do Forni, cerca de la plaza de San Marcos: "Existe una carta posible que podría jugarse para evitar dicha jerarquización de Europa. Es la existencia de realidades económicas y culturales significativas que van desde el área de Barcelona a Marsella en Francia y a este eje de la región de Venecia, zonas que tienen una fuerza real no secundaria y que además poseen una variante interesante respecto al esquema clásico con el que estamos acostumbrados a pensar en Europa Occidental. A través de estos ejes se abre un mundo rico de potencialidades, no sólo económicas, sino también humanas".

"Nosotros queremos esforzarnos para que esta sugestión, puramente teórica hasta ahora y que tanto apasiona al veneciano número uno, Gianni de Michelis, actual vicepresidente del Gobierno, se convierta en un hecho concreto: ser un gran polo de referencia cultural. Sobre esto estamos llevando a cabo toda una serie de contactos e iniciativas políticas para que a través de esta frontera, que hoy debe convertirse en una puerta, se canalice el flujo de relaciones estrechas con estos países".

Venecia ha encontrado su inspiración en Oriente y ello la capacita para que ahora puede ser, según Laroni, "una protagonista muy especial en el empeño de acercamiento de las dos Europas". El político pretende crear un foro permanente en Venecia de todos los partidos socialistas de la Comunidad. Dicho foro tendría como finalidad estudiar juntos las nuevas perspectivas europeístas ensanchadas de la que fue un día la ciudad más grande de Europa.

En cuanto a la Exposición mundial del 2000, a la que Venecia es candidata y que sería el bautismo de su nuevo renacimiento universal, va a ser preparada con los juegos mediterráneos y las Olimpiadas invernales en Yugoslavia para empezar a actuar, dice Laroni, "en sintonía con el nuevo eje nororiental".

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