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EL TONO VITAL DE ESPAÑA

Los españoles achacan al PSOE desinterés hacia sus problemas

Un 45% de los encuestados no tiene clara su intención de voto

EL PAÍS, El 50% de los encuestados considera que el partido socialista presta poca o ninguna atención a los problemas cotidianos de la mayoría de la gente. Incluso entre los votantes del PSOE en las últimas elecciones legislativas de 1986 la cifra alcanza el 43% que en el caso de los votantes de AP -ahora Partido Popular- llega al 67%. Sólo el 13% de los encuestados cree que el PSOE presta mucha o bastante atención a los problemas citados. Esta cifra desciende al 5%, en el caso de los votantes de AP e Izquierda Unida.

Un 45% de la población se muestra indecisa a la hora de manifestar sus preferencias políticas lo que significa un aumento con respecto al indicador de intención de voto realizado a final del año pasado. En términos relativos, el Partido Popular mejora su posición o acorta favorablemente su distancia anterior, tanto respecto del PSOE como del CDS; el PSOE acorta a su favor la distancia que tenía en diciembre con IU; y el PNV la acorta respecto de EA. En el ámbito de los partidos nacionales, sólo mantiene intacta la intención de voto de diciembre el Partido Popular. Todos los demás bajan.

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Las cifras netas de este apoyo expreso por los distintos partidos son: un 21% de todo el electorado favorable al PSOE; un 8% al PP, un 4% al CDS y un 3% a Izquierda Unida.

Valoración de líderes

El índice de valoración de líderes refleja también parcialmente estos cambios. Aunque aparecen todos un poco mejor valorados que en diciembre, en términos relativos las diferencias son algo más favorables en los casos de José Antonio Ardanza, Marcelino Oreja y Adolfo Suárez.

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En la encuesta se registra un cierto deterioro en la estimación general de la situación política: para sólo un 16% de los ciudadanos sería "buena", mientras que para un 49% resulta "regular", y para un 23%, "mala". Esta distribución de la opinión es más negativa que hace tres meses. Si bien el porcentaje de satisfechos u optimistas no ha variado (16%, frente a 17% en diciembre), la suma de opiniones críticas ha pasado del 66% a un 72%, lo que significa un incremento del 10% aproximadamente entre quienes califican la situación de regular, mala o muy mala.

Por otra parte, resulta muy minoritaria la opinión de quienes piensan que la dirección del PSOE acepta bien las críticas internas de los militantes (13%). Como puede esperarse, estas opiniones positivas son mucho más frecuentes entre los votantes del PSOE (23%) y mucho menos entre los de IU o los del PP (5%. en cada caso).

Existe una opinión mayoritaria de que las relaciones entre el Gobierno y los sindicatos son malas y se han deteriorado mucho después de la huelga general del 14 de diciembre. Sólo un 4% de la ciudadanía cree que van bien.

La situación interna del PSOE sólo le parece que está bien al 14% de los ciudadanos; para un 38% está regular, y para un 22%, mal.

Los ministros más conocidos son Carlos Solchaga, Narcís Serra y Francisco Fernández Ordóñez, con más del 40%. En un segundo escalón estarían Javier Solana, Rosa Conde y José Luis Corcuera, con más del 25%. Los menos conocidos son Virgilio Zapatero, Joaquín Almunia, Julián García Vargas y Claudio Aranzadi, con menos del 10%.

Los españoles están hoy igual de satisfechos que hace un año con el conjunto de su existencia o con la vida en general. Esto dentro de un creciente optimismo con la marcha de la economía nacional, aunque no de la situa-

Los españoles achacan al PSOE desinterés hacia sus problemas

ción política, que es percibida con menos entusiasmo. Para uno de cada cinco españoles (21 %) la situación económica del país es buena, representando esta opinión un incremento del 24% en la valoración positiva respecto del trimestre pasado. Correlativamente se registra una menor proporción de opiniones negativas: el 24% cree que la situación es mala, frente a un 28% en diciembre de 1988.Se da una valoración positiva de la economía, con mayor frecuencia que la media entre los votantes del PSOE (26%) y los del CDS (29%). También es más frecuente entre los empresarios, profesionales y cuadros superiores (26%) que entre los obreros cualificados (18%).

Esta evolución positiva de la opinión era de esperar a tenor del movimiento de las magnitudes macroeconómicas en los últimos meses, con tasas de crecimiento del producto interior bruto superiores a las previstas y reducción en el índice de parados.

Sin embargo, la evaluación de las economías individuales o domésticas no corre pareja a la del conjunto de la economía nacional. En este caso los datos del trimestre no son mejores que los del anterior, ni tampoco peores. La opinión no se ha movido significativamente.

Similar temperatura

Tampoco se registran cambios demasiado significativos en el índice de tono vital individual o en el indicador de satisfacción personal en la vida, pero los que hay van a contracorriente de la valoración de la situación económica nacional.

Por una parte, el termómetro del tono vital registra una temperatura (58) cercana a la de diciembre (59), aunque más baja por el deterioro bastante significativo en los indicadores concretos de actividad y reconocimiento social: un 51% se muestran interesados o ilusionados por algo, frente al 54% en diciembre; un 33% dicen sentirse orgullosos porque otros estiman lo que hacen, frente a un 37% hace tres meses.

Por lo que respecta al indicador de satisfacción general en la vida, en torno al 80% de los españoles expresa estar satisfecho, y sólo uno de cada cinco están insatisfechos (19%). Estas magnitudes no han cambiado en los últimos 12 meses. Aunque en conjunto el estado de satisfacción es igualmente mayoritario en todos los grupos de edad, el sector de los más satisfechos es más amplio entre la población joven. Entre un 25% y un 28% de la población con menos de 26 años se consideran "muy satisfechos", frente a la media nacional del 18%.

Estas pautas de opinión son coincidentes con la hipótesis manejada en ocasiones anteriores de que las expectativas personales pueden no correr parejas con la percepción del bienestar económico del conjunto de la sociedad, y en situaciones de expansión económica se puede generar un mayor descontento por el sentimiento de aspiración insatisfecha o de privación relativa.

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