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Peligro de que se derrame el combustible del mercante embarrancado en Gijon

El buque chipriota Vakis Tkakiroghu, embarrancado el pasado domingo frente a la playa gijonesa con un cargamento de 89.505 toneladas de mineral de hierro, contiene en sus tanques de combustible 177 toneladas de gasóleo y 82 toneladas de fuel. La posibilidad de que se vierta al mar es la mayor preocupación de las autoridades. Para impedirlo, y pese al fuerte oleaje existente en la zona, los técnicos se disponían ayer a iniciar los trabajos de extracción del combustible mediante el empleo de medios mecánicos desde embarcaciones de apoyo.

La posibilidad de que el combustible del barco se derrame y origine una mancha contaminante es la mayor preocupación de las autoridades de Marina, responsables de la Dirección General de la Marina Mercante y autoridades locales y regionales, una vez que los 36 tripulantes del buque, todos ellos chipriotas, fueran rescatados ilesos el mismo domingo, dos horas después de producirse el accidente.El reflotamiento del barco parece extremadamente complejo mientras no se aligere la carga del buque. Esta operación, sin embargo, no se iniciará hasta tanto no sea extraído el combustible y, mientras no amaine el temporal que azota la costa asturiana, con mar gruesa y vientos fuertes. La retirada progresiva de la carga para facilitar el posterior reflotamiento del buque no se iniciará probablemente antes de tres días, ni podrá culminarse antes de una semana a partir del inicio de los trabajos. Las autoridades consideran que el barco está asentado y de momento no existe peligro de fragmentación o de ruptura del casco.

En Gijón se vive con extraordinaria preocupación este suceso, después de que el embarrancamiento en la misma zona del buque Castillo de Salas, hace tres años, con un cargamento de 50.000 toneladas de carbón en sus bodegas, que se vertieron al mar, causara una fuerte contaminación. en la costa. Vicente Álvarez Areces, alcalde socialista de Gijón, manifestó ayer que en esta ocasión se ha actuado con mayor prontitud y diligencia. El depósito de mineral de hierro en el fondo marino afectaría al plancton de la zona y tendría efectos perjudiciales en la ecología de la franja costera.

No ha concluido todavía la investigación de las causas que motivaron este accidente, para cuya aclaración ha sido nombrado un juez instructor. Todo parece indicar que el barco, que estaba fondeado frente a uno de los diques de El Musel esperando a entrar en puerto, fue arrastrado por el mar a lo largo de una milla, perpendicularmente a la costa, hasta encallar en lecho rocoso, a sólo 600 metros del cerro de Santa Catalina, frente a la playa de la ciudad.Los trabajos de recuperación están siendo supervisados por el jefe del servicio de Contaminación de la Dirección Generall de la Marina Mercante. Una comisión, constituida ayer mismo, y formada por 23 representantes de organismos públicos y privados,coordina la operación.

El Vakis Tsakiroglus, procedía de Brasil con destino al puerto de El Musel, con un cargamento de 89.505 toneladas de mineral de hierro, en forma de pellets (bolas), para la empresa siderúrgica asturiana Ensidesa.

Remolcador al garete

Por otra parte, Cantabria soporta desde el sábado pasado un durísimo temporal de viento y agua, informa Jesús Delgado. Como consecuencia del ímpetu del viento el remolcador gibraltareño Nore Crest, de 29 metros de eslora, rompió amarras en la tarde del domingo y desde el muelle de San Martín atravesó, al garete, la bahía de Santander hasta encallar en el lugar llamado Las Quebrantas, a unos 2.200 metros de distancia del muelle en que se hallaba atracado. Sus cinco tripulantes se encontraban en tierra al producirse el accidente.Asimismo, el pesquero con pabellón belga Pausanians naufragó en aguas de Gambia y desaparecieron siete de sus 21 tripulantes. Entre los desaparecidos se encuentran los marineros gallegos Secundino Couso y Roberto Fernández, informa Europa Press.

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