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La amenaza integrista / 1

Las cofradías, un poder subterráneo

Las cofradías islámicas, conocidas como tarikais, han crecido en los últimos años de una forma espectacular, extendiéndose desde las zonas rurales turcas a las grandes ciudades, toleradas aunque todavía no legalizadas, infiltrándose en el aparato del Gobierno y de los grandes partidos, convirtiéndose en interlocutores de muchos dirigentes, ocupando un centenar de los 450 escaños del Parlamento de Ankara.Su rama exterior tiene una enorme influencia y poder, fundamentalmente en medios de la emigración turca en la República Federal de Alemania. Gran parte de los fondos que han permitido el renacimiento de las tarikais en los últimos años tienen este origen. Pero el dinero llega también de Irán, Arabia Saudí y otros países del golfo Pérsico.

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Su peso es especialmente notable en el islámico Partido de la Prosperidad (PP), de Erbakan, pero también en el derechista Partido de la Recta Vía (PRV), del ex primer ministro Suleimán Demirel, y en el conservador Partido de la Madre Patria (PMP), del primer ministro Turgut Ozal. Éste es musulmán fervoroso y notorio, como sus hermanos Yusuf y Korkut. De todos ellos se ha rumoreado que pertenecen a una cofradía. Se dice que algunos ministerios, como el de Educación, están fuertemente infiltrados por miembros de estas organizaciones.

La cofradía más importante es la de los nurcu (discípulos de la luz), que rechaza el capitalismo, los monopolios y los beneficios excesivos, aunque acepta la economía de mercado. Una ideología que parece calcada de la del PP. Los suleimani dejan sentir su influencia sobre todo en el PRV.

Las tarikats fueron puestas fuera de la ley por Ataturk en 1925, pese a lo cual se estima que sus miembros se cuenten por millones. Parece previsible que, en un futuro no muy lejano, sean legalizadas, como el partido comunista, en el camino para eliminar las últimas barreras que dificultan la integración de Turquía en la CE. Será entonces el momento de medir su poder. Por el momento, algo está claro: la mano de las tarikats no ha sido ajena a las manifestaciones de protesta por la prohibición del velo islámico en las universidades.

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