El M-19 y el Gobierno colombiano discuten los detalles para la integración de la guerrilla
El presidente de Colombia, Virgilio Barco, y ocho guerrilleros del M-19 se reunieron el pasado jueves por la noche a puerta cerrada en el palacio de Nariño para preparar las mesas de trabajo en las que se desarrollará, a partir de hoy, la definitiva negociación política que permita la integración del grupo rebelde más famoso y audaz del país.
En la mesa, presidida por el jefe del Estado, se sentaron los guerrilleros reincorporados a la vida civil, el ministro de Gobierno, Raúl Orejuela, y los consejeros para la paz. "Borrón y cuenta nueva" fue la consigna de este encuentro formal.La reunión fue a puerta cerrada. Se supo luego que hablaron sobre las llamadas mesas de trabajo y sobre el enfrentamiento ocurrido la semana pasada entre el Ejército y un frente del M-19. Carlos Pizarro, máximo dirigente del grupo insurgente, envió un mensaje en el que asegura que se trató de una emboscada de los militares. "Eso expresa", dice Pizarro, "la distancia que aún tenemos que salvar para avanzar hacia la paz y la democracia".
Hoy se inicia la etapa más difícil del proceso: la de la negociación política. A las 17.30 se instalarán las llamadas mesas de trabajo, aunque hay optimismo -"la paz va por buen camino", dijo el ministro de Gobierno tras salir de la reunión del jueves- ' hay también un poco de temor. De lo que se diga y se plantee en esas mesas depende el éxito o el fracaso del proceso. El M-19 ya tiene preparado su paquete de propuestas. La primera tiene que ver con la rectificación del orden público: desarme de la población civil y desarticulación de los grupos paramilitares, entre otros. La segunda plantea la rectificación del modelo de desarrollo económico, y la tercera, la rectificación del modelo democrático. En este punto se reivindicará el plebiscito y se exigirá un compromiso constitucional que le imponga al próximo presidente (en mayo del año próximo se elige nuevo presidente en Colombia) la continuación del proceso de paz.
Los otros sectores representados en la mesa de trabajo serán el Partido Liberal y el Partido Conservador. Hasta última hora la Unión Patriotica no había modificado su negativa a participar en el diálogo de paz.
Pero existe otro peligro: la guerra de protagonismos en la que muchos quieren aparecer como dueños de la concertación. La semana pasada, Jacobo Arenas, ideólogo de las FARC (el grupo guerrillero más grande del país), se empeñó en su campaña de confusión en torno al proceso entre el M-19 y el Gobierno. En una ofensiva pastoral un día aciasaba de traidor al M- 19, y al otro día bajaba el tono de sus acusaciones. El viernes se supo que un miembro de la Comisión de Notables -mecanismo ínventado por el Partido Social Conservador para ganar puntos en la paz- visitará a Arenas para comprobar si tiene o no vocación de diálogo. En medio de la confusión, son muchos los que hoy presionan en Colombia para conseguir la paz "a pesar de todo".
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