'Oportunidad' en Madrid

El próximo domingo se celebra en Las Ventas la primera de las dos corridas que llaman "de la oportunidad". Manuel Chopera, empresario del coso, ha dedicado a estos festejos especial interés, igual que hizo con el de la temporada anterior, que constituyó un éxito, principalmente para él mismo. En aquella ocasión los tres espadas acabaron en la enfermería pero torearon en la feria de san Isidro, y en la plaza hubo un entradón.

La oportunidad consiste en que uno de los matadores de cada festejo será contratado para la feria de san Isidro, según ha prometido Chopera, si bien no se ha pronunciado sobre los honorarios que le abonará por esa contratación. Los respectivos triunfadores serán designados por un jurado que forman informadores taurinos de varios medios de comunicación.

La oportunidad, por lo que se ve, es a fecha fija, ya que con los diestros que torean en Madrid otras tardes el empresario no se compromete a nada. Aunque exhiban mejores calidades que los espadas seleccionados en las corridas de la oportunidad, Chopera les puede dejar fuera de la feria madrileña. Hay rica casuística al respecto.

El anuncio de la oportunidad ha ocasionado gran revuelo entre la legión de diestros que permanecen prácticamente en el paro. Buena parte de ellos lleva meses, incluso años, intentando torear en Las Ventas, y muchos no han conseguido ni siquiera que Chopera les reciba. Ahora, si desean participar en esas corridas, han de pedirlo por escrito, a fin de que otro jurado de periodistas designe entre los solicitantes las dos ternas que han de actuar cada tarde.

El empresario, por tanto, no interviene en los carteles. En cambio determina las ganaderías, que no se caracterizan precisamente por su cotización, y los honorarios de los toreros, que serán modestos, pues su recompensa principal es la otra oportunidad de entrar en la feria de san Isidro. Y se embolsa la taquilla, a repartir con, la Comunidad de Madrid. Una taquilla que se espera sustanciosa, pues se está motivando al torista público madrileño con el trapío terrorífico de las corridas, y los precios de las localidades son tan altos como si fuera a lidiarlas la flor y nata del escalafón.