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Reportaje:

Prevenir el infarto, un reto cultural

La vida sedentaria es el principal factor de riesgo, según el doctor Martínez-Osorio

"Hace 15 años, el infarto era un tema científico; hoy es un reto cultural", afirma el doctor Leopoldo Martínez-Osorio, autor del libro Prevenir el infarto, una actitud vital (EL PAÍS-Aguilar), en el que resume la experiencia adquirida desde que en 1972 abandonó la cirugía cardiovascular para centrarse en la prevención de los accidentes cardiacos. Este reto cultural parte de una premisa filosófica -"conócete a ti mismo"- y significa un cambio en "los hábitos sedentarios que nos impone la vida de hoy en una gran ciudad'. Alrededor de ese sedentarismo surgen los factores de riesgo.

Pero abandonar el sedentarismo no significa someterse a la disciplina de los atletas olímpicos, porque "una cosa es estar capacitado para los deportes, que son los menos", dice Martínez-Osorio, "y otra muy distinta asumir de una forma fría, racional, que tenemos que imponernos una actividad física cotidiana, como subir las escaleras en vez de coger el ascensor o andar por la calle olvidándonos del coche"."La principal dificultad para realizar ese cambio está en que la gente pretende desconocerse, no es honrada consigo misma y prefiere ignorar que los factores de riesgo de sufrir un infarto son, en definitiva, un problema personal con el que tienen que enfrentarse. Por eso yo digo", continúa Martínez-Osorio, .que cuando una persona sufre un infarto lleva tiempo haciendo méritos para él, porque el fallo cardiaco avisa mucho antes de producirse, pero no se le hace caso".

Esto es una excepción en el infaxtojuvenil -varones menores de 30 años-, que está unido a grupos familiares, pero la mayoría de los infartados se encuentra entre los 40 y 50 años. Según su retrato robot, el "varón sedentario, responsable y con actividad intelectual" tiene muchos votos comprados para el infarto.

Con arreglo a este retrato, la prevención debe comenzar alrededor de los 40 años. "En el hombre no es ninguna tontería los 40", afirma Leopoldo Martínez-Osorio, al tiempo que señala que "la mujer tiene un riesgo infinitamente menor que el hombre de sufrir un accidente cardiovascular. Pero ese riesgo aumenta considerablemente entre la mujer fumadora, con doble trabajo -porque la mujer que trabaja tiene siempre una doble actividad laboral, la profesional y la de su hogar, cosa que en el hombre no ocurre y que toma anovulatorios.

Estas tres características la hacen cliente de un patrimonio hasta ahora propio del varón".

Martínez-Osorio ha dedicado 25 de sus 53 años al corazón y las arterias. El "fracaso de la cirugía" le empujó por "coherencia" al campo de la prevención. "Me di cuenta de que la cirugía es una batalla tardía, mal librada, un remiendo, porque consiste siempre en poner un parche. Imagínese lo que es abrir y encontrar una arteria que está degenerada. Todo lo que puedes hacer es cambiarla por una de plástico. Entonces te das cuenta que ése no es el sitio de la batalla. Llegar a esa conclusión me supuso cambiar de oficio por coherencia mental conmigo mismo".

Seis horas trágicas

El mayor problema que la cardiología actual tiene planteado ante el infarto agudo de miocardio es el tiempo que transcurre entre la presentación del ataque y el momento en que el afectado llega al hospital. En España suelen ser unas seis horas. "Esta demora es trágica y en buena parte inevitable, aunque en un marco teórico ideal la persona que sufre un infarto de miocardio debería ser atendida inmediatamente", dice Martínez-Osorio.Estudios recientes muestran que, en España, el 50% de todos los fallecimientos producidos por infarto ocurren en las seis primeras horas tras el inicio del ataque. Otros trabajos señalan que la mortalidad en ese pedido puede llegar a las tres cuartas partes de los infartados, por ello", dice Martínez-Osorio, "no es aconsejable en absoluto recurrir en esos inomentos al médico personal en quien se confía habitualmente. Se pierde perder un tiempo precioso en su localización y espera. Lo que me atrevo a aconsejar es que le informemos del servicio de urgencia al que nos hemos dirigido, ya que pueden ser valiosos los antecedentes para establecer las indicaciones terapéuticas urgentes".

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