Amigos de la Ópera

En el editorial publicado en EL PAÍS del pasado día 10 con el título La culpa de la reventa se comenta, entre otras cosas, "un anacronismo: los abonos adjudicados a la Asociación de Amigos de la ópera".En primer lugar, es muy positivo que, por fin, EL PAÍS, en un editorial, se haya referido a la ópera, aunque esperaba que además de comentar un tema periférico a la propia gestión del espectáculo hubiese tratado los problemas de fondo, o al menos se hubiese hecho eco del enorme esfuerzo que tanto el Instituto Nacional de las Artes Escénicas y de la Música (INAEM) como la sobreintendencia del teatro de la Zarzuela han hecho en los últimos años para lograr temporadas con unos niveles de calidad únicos en teatros con medios y aforos tan reducidos y con tan pocas representaciones.

En segundo lugar, es práctica común en los teatros de ópera tener incardinadas asociaciones de amigos, que con sus abonos le garantizan unos mínimos de asistencia a todas las representaciones, no sólo a las de los grandes divos, lo que permite unas programaciones equilibradas y dar cabida con una audiencia garantizada a estrenos de compositores españoles contemporáneos.

Quiero también manifestarle que gracias en parte a los abonos de los miembros de la asociación en las tres primeras funciones pueden darse a mitad de precio otras dos idénticas en todo a las primeras y extender así el contacto con la ópera a otros aficionados de menor nivel adquisitivo. Para estas dos funciones, en las que los Amigos de la ópera no tienen ningún abono, es para las que hay más problemas de reventa, por ser más baratas.

Por último, me gustaría recordar que la temporada pasada la Asociación de Amigos de la ópera aportó a la producción de El rapto del serrallo ocho millones de pesetas, para hacer patente su compromiso con la ópera en general y con el teatro de la Zarzuela en particular-

Presidente de la Asociación de Amigos de la ópera.