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Um coalición cargada de futuro

Ramón Jáuregui

El autor del texto hace recuento de los dos años de gestión del Gobierno de coalición PNV y PSE-PSOE en el País Vasco, balance que considera sumamente positivo con relación a los tres grandes problemas que condicionan la convivencia de dicha comunidad: la lucha por la paz, la recuperación económica y el desarrollo autonómico. Euskadi es ahora, a su juicio, una sociedad más integrada y más tolerante.Al iniciarse hace dos años la andadura de la coalición formada por los dos partidos mayoritarios de Euskadi, los fundamentalistas autóctonos calificaron el acuerdo de gobierno como pacto antinatura, mientras algunos observadores políticos comenzaban a hacer predicciones morbosas: habíamos formado un Gobierno para tres meses, las profundas diferencias entre los socios sentenciaban a la coalición en el horizonte temporal de las elecciones locales.

Habíamos empezado una experiencia de gobierno tan novedosa como audaz: era la primera coalición de gobierno que se daba en España desde la transición democrática. Y se iniciaba precisamente en Euskadi., donde la convivencia ha sido ave más rara, donde las fuerzas políticas hemos vivido encastilladas, cuestionando a los demás, aparte de la razón, el derecho a la discrepancia. .

Hoy, dos años después, nadie se atrevería a discutir la estabilidad política de que goza el País Vasco con este Gobierno. Euskadi ha avanzado más en estos dos años en la conquista de los valores que sustentan a toda sociedad democrática que en toda la década anterior. La formación de un Gobierno que integra a las dos grandes mayorías sociales del país ha superado los elementos de división que nos separaban a los vascos.

Tolerancia

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Los socialistas hemos superado los viejos tics de un partido que estaba marcado por haber sido siempre oposición en una Euskadi de monopolio nacionalista. El Partido Nacionalista Vasco (PNV) ha perdido el exclusivismo que le distinguiera en otro tiempo, ha moderado su proyecto y ha actualizado su discurso.

Todas las fuerzas democráticas vascas han hecho un esfuerzo por desacorazarse y han aprendido a aceptar en parte las razones de los demás. Euskadi es, dos años después, una sociedad más integrada, más tolerante, más plural y más volcada hacia el diálogo que hacia la confrontación como vía para resolver problemas. Ésta es ahora una sociedad que convive.

Pero es que, además, el País Vasco ha dado un salto considerable en la evolución de los tres grandes problemas que forman la trilogía vasca: la lucha por la paz, la recuperación económica y el desarrollo autonómico.

Los vascos hemos aportado en este bienio un ingrediente fundamental a la lucha contra el terrorismo, y que era el elemento que faltaba para completar la estrategia antiterrorista del Gobierno: el acuerdo de las fuerzas políticas vascas. Hace un año, los partidos democráticos firmábamos en Ajuria Enea el Acuerdo para la Normalización y Pacificación de Euskadi. Y allí dejamos claro que ETA no representa para nada la voluntad de los ciudadanos vascos y que ningún Gobierno puede negociar políticamente nada con los terroristas.

El pacto de Ajuria Enea ha sido, además, un pacto pedagógico notable contra la violencia. Los ciudadanos han visto a todos sus dirigentes de acuerdo, al PNV con el partido socialista, a Euskadiko Ezkerra con Alianza Popular, a Euskadi Alkartasuna con el Centro Democrático y Social. Nunca habían percibido esta imagen de consenso desde los albores de la transición. Y éste ha sido un factor importante para que la sociedad nacionalista haya acabado de cerrar el paraguas de comprensión que hace años mantenía ante el fenómeno-terrorista.

Se ha dado un paso importantísimo en la derrota política de los violentos y en el rearme moral de una sociedad civil que quiere vivir en paz y ya no tiene miedo a manifestarlo. A lo largo del año pasado hemos asistido a una eclosión de movimientos cívicos por la paz, de pronunciamientos de alcaldes nacionalistas y manifestaciones de ciudadanos vascos en todo el territorio vasco. El próximo día 18 el pueblo vasco volverá a expresar su voluntad de paz y convivencia manifestándose detrás de sus dirigentes, estrechamente identificado con las instituciones que se ha dado a sí mismo.

La economía vasca muestra síntomas inequívocos de reactivación. Se ha producido por vez primera un frenazo en un ininterrumpido proceso de declive económico que venía prolongándose a lo largo de los últimos 10 años.

Entre 1975 y 1985 el producto interior bruto (PIB) de la comunidad autónoma había disminuido en un 2,5% y se habían destruido 150.000 puestos de trabajo, 110.000 de los cuales eran empleos industriales. En estos tres últimos años se han creado 42.000 nuevos empleos y la evolución de PIB no puede ser más alentadora. Del 1,5% de incremento en 1986 pasamos al 3% en 1987, y en 1988 hemos experimentado un crecimiento que rondará el 4,5%.

El marco autonómico vasco está definitivamente consolidado. Hemos recibido, con la sanidad, la última gran transferencia que quedaba pendiente. Hemos definido con toda exactitud cuáles van a ser nuestras relaciones financieras ton el Estado,con la aprobación de la ley del Cupo. Acabamos de acordar con el Gobierno central la definición de las grandes obras de infraestructura, que van a suponer inversiones superiores a los 200.000 millones de pesetas y que van a constituir las vías de comunicación de Euskadi para los próximos- decenios.

Se va a crear el Tribunal Superior de Justicia del País Vasco como órgano jurisdiccional que culmina la organización judicial en el ámbito de nuestra comunidad autónoma, se ha creado el Tribunal Vasco de Cuentas Públicas, se ha designado el Defensor del Pueblo y se va a crear en breve el Consejo Social de la Universidad. Todo ello, hay que decirlo, gracias también a la actitud generosa y constructiva de los partidos que integran.la oposición en el Parlamento vasco.

El Gobierno vasco y el Gobierno central acaban de aprobar el despliegue de la policía autónoma como una policía integral en todo el ámbito de la comunidad autónoma, que se coordina con la policía del Estado y que combate todas las expresiones de la delincuencia en Euskadi, incluido el terrorismo.

Calma y sosiego

Estamos haciendo entre todos un país más integrado. Hemos entrado en un proceso de normalización, un proceso en el que este país está encontrando la calma y el sosiego que necesita para acabar de definir las prioridades de nuestro presente y nuestros deseos de futuro.

Estamos superando claramente los elementos de división interna, y yo creo que éste es un paso fundamental para afrontar el reto del futuro. Porque el debate en que hemos estado encerrados durante todos estos años es un debate introspectivo y de pasado. Hace unos años, Julio Caro Baroja escribía en la introducción a El laberinto vasco que "este país vive en tiempo de tragedia: y la tragedia se basa en una falta de adaptación absoluta al espacio y a un desconocimiento total del tiempo en que vive".

Estamos empezando a si¡per,arlo. Los vascos sabemos ya cuál es nuestro tiempo y nuestro espacio: hemos aprendido a mirar al futuro y hacia fuera.

Ramón Jáuregui es secretario general del PSE-PSOE y vicelehendakari del Gobierno vasco.

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