Fuga de pilotos
Sobre la versión oficial que se está dando acerca de por qué muchos pilotos militares hemos dejado o quieren dejar el Ejército del Aire, que nos presenta como unos alrovechados de lujo, quisiera, hi cer las siguientes puntualizacior es:-Que supongo que habremos ter ido el mismo derecho que cualquier otro ciudadano español aunque el Estado sufrague una parte del coste de su enseñanza superior, que no se cubre con las matrículas, cuando además de nuestros bolsillos salían libros, parte de la manutención, uniformes, etétera. Si los 54 millones de pese as de los que hablan sólo se refiei en a la enseñanza en vuelo, resultan ser los mismos que invertir in en cada nuevo piloto de complemento, y los consíderan amortizados en ocho años tras el ingreso, cuando quienes nos hemos ido o quieren irse llevamos estos años o más, pero desde que acabamos la carrera.
Además es preferible no compararlo con la ENA (Escuela Nacional de Aeronáutica), donde hacen el doble de horas, pagan lo que en la Universidad, y a nadie se le ocurriría obligarles luego a trabajar para el Estado.
-Que el diferencial de sueldos con las compañías, tomado como paga de un crédito suscrito al inicio de la carrera, da para hacerse casi astronauta, más cuando no había horas límite para el trabajo, incluidos festivos que no se recuperaban, sin remuneración extra alguna y percibiendo, por ejemplo, como todo pago por algunos servicios de 24 horas, un plus que ni siquiera cubría los gastos de comidas del día.
-Que parece que esa inversión ya no cuenta cuando a los treinta y pocos años, al ascender
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a comandante, y si no eres un afortunado, el trabajo se limita a una mesa de despacho.
-Que busquen las causas de que la gente se les vaya (y los señores generales lo saben muy bien) en las condiciones de trabajo referidas anteriormente, en el material en el que se vuela y en la falta de una forma clara y definida de acceso a los destinos que uno se propone. Para mí, todo se resume en una absoluta falta de consideración hacia sus pilotos, que está siendo coronada ahora con la situación en la que mantiene a un centenar largo de ellos que tienen solicitada su baja, a los que ni siquiera se dignan contestar con un no porque saben que tienen todo el derecho a irse, y les obligan a peregrinar de institución en institución a ver si alguien en este Estado de derecho les reconoce lo que es suyo, mientras se asiste incluso en algunos casos a cambios en la personalidad dada la impotencia en que los han sumido. Y supongo que se habrán dado cuenta de que estas condiciones de deterioro general no son precisamente las ideales para pilotar con seguridad un avión- Piloto de líneas aéreas capitán retirado del Ejército del Aire.
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