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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

La culpa de la reventa

LAS COLAS que se forman ante el teatro de la Zarzuela cada vez que se abre la taquilla para alguna de

las funciones de la brevísima temporada de ópera

madrileña constituyen un espectáculo lamentable,

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que no tiene parangón en ningún país de Europa.

Mendigos de todo género, alcohólicos maduros y jó

venes yonquis copan los primeros puestos durantemás de 12 horas e importunan y hasta amenazan los ciudadanos que pretenden legítimamente inte ponerse en su inverosímil pretensión de acaparar mayor número posible de localidades.

Esta agresiva reventa, que, con la complicida pasiva de las autoridades y de la dirección del teatr ha conquistado su terreno en un espectáculo subve cionado con el dinero de los contribuyentes, tien hasta ahora un nombre: la empresa de servicios pr piedad de un ciudadano mexicano, Simón Alons que acaba de ser expulsado de España. Pero ser absurdo cargar sobre él toda la responsabilidad.

Las condiciones para que se lleve a cabo tan 1 crativo negocio a costa del erario público vienen d das, de forma determinante, por la arcaica e irre ponsable forma en que la dirección del teatro gesti na la venta de las localidades y que impide al ciud dano de a pie asistir en condiciones razonables a un representación de ópera en la Zarzuela. Al obstácul estructural de la propia estrechez del aforo -1.20 localidades por función, y cinco funciones por títul operístico-, que mal puede satisfacer la demand aparente de este espectáculo en la capital de Espaft se superpone un anacronismo: los abonos adjudic dos a la Asociación de Amigos de la Opera -u 30% del aforo-, que son nominativos y vitalicios, l' que quiere decir que un 30% de la subvención estat2 que recibe el teatro de la Zarzuela -más de 1.50 millones al año- va a -parar siempre a manos de la mismas personas. Y esto por el simple argumento di que los amigos de la ópera se reclaman introductore de este género en España, lo que, a la postre, sólo quiere decir que llevan más tiempo que nadie disfru tando de entradas subvencionadas.

Igualmente grave es el descontrol generalizad sobre la gestión del aforo no comprometido por re¡ vindicaciones históricas, que es achacable a la pro pia dirección del teatro y, en segundo término, al Mi nisterio de Cultura. La ley exige que al menos el 50'/ de las entradas de un espectáculo se venda directa mente al público. Pero apenas el 40% de las localida des para las representaciones de Rigoletto que se da este mes en la Zarzuela salieron por la taquilla. L Zarzuela argumenta que administra otro porcentaj de entradas para asociaciones extranjeras y de pre vincias, que también encaja en el concepto de vent directa. Pero ese porcentaje, declarado en un 4% c primer día de taquilla, se había elevado a un 8% c día en que se cerró la venta. En resumen, el teatro h agravado artificialmente el problema ya existente d escasez de entradas, estimulando así la acción d acaparadores y especuladores. -

Existen procedimientos de venta electrónica, por correo, o con cargo a tarjeta de crédito, que fun cionan satisfactoriamente en la mayoría de los paíse de Europa, y que aquí podrían cortar por lo sano ( problema de la reventa, a condición de que el afor se gestionara con la máxima transparencia. Esta mos, en definitiva, ante un problema de control d taquilla, de cuya importancia se hizo eco reciente mente Jorge Semprún, el ministro de Cultura. Con c agravante, en este caso, de que lo que es objeto d especulaciones y amiguismos sin cuento es un bie subvencionado con dinero de todos los españoles.

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