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Alcaldes de Burgos denuncian la quema de residuos tóxicos desde hace 12 años

Los páramos de Burgos, una extensa superficie de gran valor ecológico, están siendo utilizados desde hace varios años por industriales vascos para la quema clandestina e incontrolada de residuos altamente tóxicos procedentes del cinturón industrial de Bilbao. Los alcaldes de cuatro pedanías burgalesas pertenecientes al Ayuntamiento de Sedano han presentado denuncia por delito ecológico contra Máximo Hernanz Pina, un industrial de Algorta (Vizcaya) que, según sus datos, viene quemando de forma incontrolada residuos tóxicos en el páramo de La Lora desde hace 12 años.

La denuncia se suma a la que efectuada hace 15 días por el alcalde: de Poza de la Sal, localidad situada en el páramo de Masa, donde los últimos seis meses se incineraron de forma clandestina 5.000 toneladas de residuos tóxicos para la obtención de cobre.Según han manifestado los alcaldes de Escalada, Valdelateja, Orbaneja del Castillo y Quintanilla-Escalada, los cuatro municipios denunciantes, esas 5.000 toneladas no son nada comparadas con la actividad crematoria desarrollada durante 12 años en el páramo de La Lora, en un paraje conocido como Las Llanas u Hoyo de Burgos.

Los alcaldes, en su mayoría jóvenes, con pocos años de residencia en la zona, no tenían constancia de la existencia de este quemadero y atribuían las columnas de fuego que periódicamente se elevaban en el páramo a la actividad del campo petrolífero de La Lora.

"De forma casual"

"Nos enteramos hace unos días de forma casual, a través del guarda del Icona, y subimos al páramo para comprobarlo, encontrándonos con un grupo de personas que incineraban sobre el suelo los residuos que habían transportado en cuatro camiones de alto tonelaje. El espectáculo resultaba dantesco", recuerda José Martínez Fernández, alcalde de Orbaneja.

Los alcaldes iniciaron una serie de investigaciones, descubriendo que el quemadero, que ocupa una hectárea, venía funcionando desde hace unos 12 años, los últimos cinco "de manera supuestamente legal, ya que tras una denuncia, y para regularizar la situación, el industrial había solicitado y obtenido una licencia del Ayuntamiento de Sedano para instalar una industria de recuperación de metales por incineración", señala el alcalde.

Según han comprobado los denunciantes y el propio Ayuntamiento de Sedano, que ha denunciado el hecho ante la Guardia Civil, dicha industria, una vez obtenida la licencia, ha incumplido todas las condiciones que le fueron impuestas en la misma, "incinerando cable de cobre sobre el terreno y provocando humos y vertidos de residuos plásticos en el suelo, lo que ha podido producir filtraciones al subsuelo freático, con el consiguiente envenenamiento de las aguas de las que se abastece parte del término municipal".

El Ayuntamiento de Sedano ha requerido la paralización de la industria por carecer de plataforma de cremación y recogida de aguas, tal como señala la licencia.

La zona de los páramos burgaleses y los valles que los circundan son tierras duras para vivir. "Hace frío, no hay teléfono, hospitales ni cines, sólo tenemos naturaleza virgen, y van los vascos y nos la contaminan", dice Francisco Javier Díez, un joven de Orbaneja del Castillo que no acierta a comprender cómo en Burgos se permite la instalación de una industria como ésta cuando no se permite en el País Vasco.

Reserva ecológica

Los páramos eran hasta ahora una reserva ecológica muy importante, y todavía se pueden encontrar muchas especies en vías de extinción -buitres leonados, águilas, garzas, corzos o martas-.

Abajo, en el valle, surcado por el Ebro, se encuentran algunos de los pueblos más hermosos de la provincia, entre ellos los cuatro denunciantes. "Desde hace tiempo ya habíamos notado que en días de altas presiones olía mal en el valle, como a plástico quemado, y no se respiraba bien. Los agricultores habían constatado también que los frutales cada vez rendían menos", señala Francisco Javier Díez.

Pero lo que más preocupa en estos pueblos es que los residuos de cobre y sus compuestos -entre los que se encuentra el carbonato de cobre, tóxico muy peligroso- se hayan filtrado, dada la porosidad del terreno, al acuífero de donde salen los manantiales que abastecen a los pueblos. "Todavía no hemos echado un vistazo a las cuevas, pero igual hasta las estalactitas se han puesto verdes por el cardenillo", dice el vecino de Orbaneja con un deje irónico.

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