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El candidato Boris Eltsin

El ex jefe de los comunistas de Moscú quiere formar un "bloque de revolucionarios de izquierda"

Pilar Bonet

Boris Eltsin, ex jefe de los comunistas de Moscú y uno de los políticos más populares de la URSS, se pone lívido, tuerce el gesto y pierde los estribos en cuanto se menciona en su presencia a Egor Ligachov, miembro del Politburó del PCUS. Con su vehemencia, Eltsin, lejos de asustar al electorado, incrementa su peso ante las próximas elecciones al Congreso de los Diputados de la URSS. El próximo día 22, Eltsin será uno de los 10 candidatos que competirán por el único escaño de la circunscripción territorial-nacional de Moscú, de donde se ha retirado el académico Andrei Sajarov para concentrarse en la Academia de Ciencias.

Ligachov, con quien Eltsin se enzarzó en una discusión personal durante la XIX conferencia del PCUS, es también candidato, pero sin riesgos, dentro de la lista le 100 nombres confeccionada por el Politburó y aprobada por el Comité Central del PCUS.Como miembro del Comité Central, Eltsin asegura haber votado en contra de Ligachov en una sesión de "15 minutos durante la cual las manos se alzaron 100 veces". El sistema de contingentes reservados a las organizaciones en el futuro Parlamento es "desafortunado y no democrático", dice el político, que contrapone el carácter expeditivo del procedimiento con las maratónicas asambleas electorales que, a menudo, se prolongan hasta bien entrada la madrugada.

Eltsin se reserva hasta el 23 de febrero, fecha límite de la segunda etapa de la campaña electoral, el derecho a decidir por qué circunscripción concurrirá, tras haber sido elegido candidato en por lo menos dos de las 26 circunscripciones electorales de Moscú y propuesto por centenares de instituciones en todo el país. Si es elegido, Eltsin quiere formar en el Parlamento un "bloque de revolucionarios de izquierda" y "activos partidarios de la perestroika".

Ira contra Ligachov

"No comprendo por qué no cesan a Ligachov", exclama Eltsin arrastrando las palabras, perdiendo la voz y casi sir, contener la ira en una conversación con esta corresponsal y con un grupo de ciudadanos que le abordaban durante el entreacto de una asamblea electoral en el distrito Gagarin, de Moscú, el pasado viernes. "Yo conozco todas las entretelas bien a fondo. He sufrido en mi cuerpo estas entretelas", dice Eltsin, refiriéndose aparentemente a los juegos políticos del Politburó y mientras agita la mano izquierda con energía. De la mano faltan dos dedos, cercenados en algún accidente, a juzgar por la cicatriz."A lo mejor le tienen como contrapeso", se atreve a decir uno de los ciudadanos que le miran con devoción. "Ah, no, tener tal contrapeso es peligroso", señala Eltsin, para quien Ligachov "tiene que pensar en cómo cavar el huerto" y "es una vergüenza para el pueblo". Gorbachov tiene apoyo mayoritario en el Comité Central, dice Eltsin. "Sus enemigos son tan sólo uno o dos", afirma, incluyendo a Ligachov en este sucinto recuento.

La campaña electoral ha dado una dimensión nocturna a la vida de Moscú. A las cuatro de la madrugada concluía el viernes la asamblea que eligió a Telman Gdlian, el juez de instrucción del caso del yerno de Breznev, Yuri Churoanov, como candidato del distrito de Tushino. Gdlian ofrece al electorado una "lucha contra el crimen organizado" que no se detiene ante el Kremlin. El funcionario tiene ahora dificultades con la Prensa central, que censura sistemáticamente sus críticas ante el procedimiento y resultado del juicio contra Yuri Churbanov.

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"La investigación dispone de datos según los cuales el presidente del Tribunal Supremo de la URSS (Vladimir Terebilov) mantenía las relaciones más cordiales con elementos corruptos de los círculos dirigentes de Uzbekistán, algunos de los cuales están procesados", decía Gdlian en una entrevista censurada en el periódico Sozialisti-Cheskaia Industria. Gdlian creía que el caso de Churbanov tenía que ser puesto en manos de un tribunal de la República Federal rusa y no depender del Tribunal Supremo de la URSS, como sucedió, dadas las implicaciones de Terebilov y el hecho de que este funcionario ha sido diputado por Uzbekistán durante más de 15 años.

Gdlian es hoy el centro de una lucha política que, como en otros campos de la vida soviética, se liquida sacando los "trapos sucios del pasado". Sobre Gdlian gravitan acusaciones de desmedido celo investigador durante el cual los sospechosos esperaban largo tiempo en la cárcel.

Sea como fuere, Gdlian aseguró a sus electores que la Mafia italiana es "un niño pequeño" en comparación con la soviética y se quejó de que uno de los cuatro delegados denunciados por corrupción durante la XIX conferencia del partido haya sido condecorado y jubilado (los otros tres están detenidos).

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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