Montserrat Caballé: "No temo morir con Isolda"
La soprano debuta en el Liceo con el gran papel wagneriano
Tras más de 30 años de fulgurante carrera artística, Montserrat Caballé aborda este miércoles, en el Liceo, el papel que toda soprano se ha planteado como el gran reto: el personaje de Isolda del gran drama de amor de Richard Wagner. La cantante pasa estos días de espera previos al debú entre ensayos en el teatro y estudio riguroso en su casa, en un estado que ella define como de enamoramiento continuado. El riesgo del estreno, el peligro de entrar en un repertorio inadecuado, no la turban mínimamente: "En definitiva, morir con Isolda es morir muy bien. No lo temo".
Oír decir estas palabras a Montserrat Caballé impresiona por necesidad. Ella, mejor que nadie, ha calibrado el compromiso artístico que supone afrontar en la edad adulta de su carrera un papel como el que el miércoles le espera. Y lo ha calibrado con absoluto rigor."Es difícil entender estos momentos previos a un estreno importante si no se es músico. La emoción en el momento de acometer el papel de Isolda no varía con respecto a los otros grandes compromisos de mi carrera pasada. Es una sensación indefinible -y supongo que intranscribible- de que estás dando un paso importante, porque te has enamorado ciegamente de una obra y llega finalmente el momento en que este amor se realiza".
Caballé insiste: "Lo que te impulsa es la tensión de servir en todo momento a la obra que es el objeto de tu amor, de no herir los sentimientos de un compositor al que admiras tan profundamente. En cada frase es como si pidieras perdón por el miedo de pasarte o de quedarte corta, de expresar demasiado cuando hay que expresar menos. Es como un nacimiento: el mes antes de un parto es algo que sólo una madre vive. Cuando nace la criatura es maravilloso, pero durante el mes anterior has estado hablando con ella, la has mimado un día y otro antes de conocerla. Este afecto es sólo tuyo, nadie lo conoce ni te lo puede quitar".
Isolda llega en la carrera de Caballé tras un proceso largo de acercamiento: "La oferta de incorporar este personaje existe desde hace mucho tiempo, desde antes incluso de hacer Semiramide. La primera propuesta me vino del Metropolitan, con James Levine; posteriormente, de Florencia, con Zubin Metha. Pero antes se presentaron otros compromisos: recuperar la Ermione de Rossini, tras 160 años de olvido después de su estreno; o protagonizar Il viaggio a Reims en Viena, con Claudio Abbado. Mi hermano, que es mi mejor consejero, y yo decidimos entonces hacer esperar a Isolda".
Isolda ha esperado. "A lo largo de mi carrera, siempre han habido obras que pensaba que nunca haría, pero que, por fortuna, he acabado haciendo. De joven, mi meta era Traviata. Más tarde fue Norma. Posteriormente ha sido la vez de Semiramide y Ermione. Ahora, finalmente, le toca el turno a Tristán. Son puntos capitales, de referencia, en una carrera larga como la mía".
Pero no se trata de una inmersión súbita en el repertorio dramático wagneriano. Caballé, que ya había pasado por el Wagner lírico-romántico, destaca como antecedente inmediato y eslabón obligado, la Sieglinde de La valquiria, que interpretó primero en versión de concierto en Barcelona, en 1977, y casi 10 años más tarde (mayo de 1986) en el Teatro de La Zarzuela de Madrid: "Quise cantar expresamente este papel en versión de concierto, antes de hacerlo sobre la escena. Cuando lo interpreté en Barcelona no tenía aún la zona central de la voz suficientemente desarrollada como para superar la barrera de un foso operístico".
El repertorio dramático wagneriano configura la tercera etapa en el repertorio de Caballé, la etapa adulta, de la madurez interpretativa. No le asusta la idea de que todo esto pueda acabar un día. Morir artísticamente con Isolda le parecería casi un regalo, un privilegio reservado a muy pocos elegidos. "No he hecho nunca grandes espectáculos de las decisiones que he tomado en mi vida. Creo que la gente tiene que hacer bien su trabajo, y cuando lo ha hecho lo mejor es que se vuelva a su casa satisfecho. Y sobre todo cuanto más en silencio lo haga mucho mejor".
Babelia
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