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Tribuna:UN ESTUDIO SOBRE LA CIUDAD
Tribuna
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Paradójico Madrid

Según un estudio de la empresa pública Promadrid, los principales problemas de la ciudad para atraer a los inversores extranjeros son: aislamiento del mercado europeo, deficientes servicios públicos, caos de los sistemas de transporte y excesiva burocracia. El director general de Promadrid explica detalles del estudio.

Madrid, haciendo honor a su pasado, a su presente y esperamos que no a su futuro, es una ciudad paradójica. Viene esto a cuento de las diferentes percepciones de Madrid que han manifestado los agentes consultados. Percepciones relativas a la economía de la capital y a su capacidad para asegurarse un buen futuro en ese campo. Esta diversidad de opiniones añade una paradoja más a una ciudad y a un entorno especialmente bien dotado para este tipo de contrastes.Muchos de los encuestados que no conocen Madrid opinan que es una ciudad turística, pero sin ningún atractivo económico, algo así como una Roma sin ruinas.

Sin embargo, quienes conocen la capital, y en algunos casos tienen inversiones en ella, dicen encontrarse satisfechos, con las naturales salvedades que es fácil imaginar: siendo el centro de negocios del país, no cuenta con una red de comunicaciones a la altura de esa función, y siendo sede de tres niveles distintos de la Administración, acusa deficiencias en los servicios públicos que no son fáciles de entender para un extranjero.

Teniendo en cuenta que uno de los factores clave para la atracción de inversiones es, junto a los tradicionales de accesibilidad al mercado y transportes, la calidad de vida y la habitabilidad, sorprende que las empresas instaladas en Madrid las consideren buenas y, sin embargo, los que no conocen la ciudad no tengan una buena opinión de la misma como sitio para trabajar y vivir.

Madrid se encuentra valorada dentro del pelotón de segunda de las ciudades europeas, de una manera positiva por los que trabajan en ella y negativa por los que no la conocen o, visitándola, no han tenido relaciones de trabajo en Madrid. En cualquiera de los dos casos existe un enorme grado de desconocimiento sobre la economía real de Madrid.

Tejido industrial

Madrid se encuentra dentro de las grandes aglomeraciones europeas, en tercer lugar después de Londres y París, y así es percibida por los ciudadanos madrileños, que la sitúan entre las tres capitales más importantes. Por otra parte, cualificados sectores de opinión manifiestan que Madrid tiene un potente futuro económico no sólo en el terreno financiero y de servicios, sino también en el de la economía real, gracias a un tejido industrial altamente especializado.

Por ello resulta paradójico que exista una percepción exterior de Madrid como ciudad enormemente turística-cultural, pero no como lugar de inversión, siendo así que recibe la mayor parte de la inversión extranjera destinada a nuestro país (47% en los ocho primeros meses de 1988). Esta inversión extranjera, aun si es en cartera, no hace sino destacar el papel de Madrid como centro financiero que, aunque no muy relevante en el panorama internacional, es en todo caso la bisagra que articula el mercado interno y lo enlaza con el exterior. Pero es que, además, cuenta con una dotación de servicios especializados que resulta satisfactoria para las empresas radicadas aquí, que se quejan, eso sí, de una cierta carencia de personal cualificado.

Sin embargo, poca gente conoce, ya sean cualificados agentes económicos nacionales o extranjeros, que Madrid agrupa en su entorno a más del 70% de las empresas de alta tecnología radicadas en España y a los sectores industriales más innovadores.

¿Qué conclusiones se pueden extraer de estas opiniones? Que el futuro económico de Madrid se encuentra gravemente limitado por sus carencias de infraestructura, especialmente en materia de comunicaciones de todo tipo, así como por el deterioro de su calidad de vida, pieza clave de las decisiones de implantación para el tipo de economía en la que Madrid se está especializando. Pero también que la otra gran limitación de Madrid, de su ciudad y de su entorno, es el desconocimiento que a nivel interior y exterior se tiene de su propia realidad.

Si Madrid no quiere verse apeada de la carrera internacional y seguir siendo percibida con un cierto tufillo de ciudad económicamente poco representativa, debe impulsar acciones que garanticen el mensaje de ciudad con futuro, de economía potente y con una buena calidad de vida. Ese mensaje debe ser conocido y apreciado por aquellos que, a todos los niveles, toman decisiones.

Miguel A. Fernández Ballesteros es director general de Promadrid.

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