El equipo económico del Gobierno argentino pierde credibilidad ante el crecimiento de los precios

CARLOS ARES, Desconcierto, indignación, estampida de precios y un deterioro palpable de la credibilidad del equipo económico del Gobierno argentino es el resultado de la primera semana de aplicación de las modificaciones al mercado de cambios. El austral se devaluó un 46% en relación a la cotización del llamado ahora dólar libre y las tasas de interés para los ahorradores se mantenían por encima del 12% mensual.

El ministro de Economía, Juan Sourrouille, prometió al candidato del Partido Radical a la presidencia de la nación, Eduardo Angeloz, que se lograría el objetivo de Regar a las elecciones generales previstas para el próximo 14 de mayo con una inflación controlada, inferior al 10% mensual. Pero fue el propio Angeloz el que se desmarcó de la política oficial al declarar que él hubiera tomado "medidas distintas", y que de haber sido ya presidente, durante estos años, "la situación no hubiera sido tan grave".Las medidas, que sorprendieron a los inversores pequeños y medianos, provocaron una cadena de reacciones histéricas. El público se agolpó frente a las casas de cambio y las sedes de bancos para intentar las operaciones más inverosímiles. Se produjeron corridas, desmayos, y alzas intempestivas del dólar -por el que llegaron a ofrecerse 30 australes el martes, después de que se cotizara a 17 el viernes anterior-, además de maniobras de especulación, con beneficios estimados en millones de dólares.

Nuevos aumentos

El periódico económico Ámbito Financiero denunció a funcionarios del Gobierno por un supuesto "aviso" que habrían dado a empresaríos vinculados con el Partido Radical y que aportan fondos para su campaña electoral. El núnistro Sourrouille y el presidente del Banco Central, José Luis Machinea, solicitaron al director del diario, Julio Ramos, a una rectificación. Los funcionarios debieron además desmentir públicamente las versiones que circulaban el viernes por la llamada "city" de Buenos Aires. Entre ellas, las de que el presidente Raúl Alfonín les había exigido sus renuncias. Los comerciantes minoristas, ya expertos en crisis, resolvieron de inmediato subir sus precios al consumidor en más del 10%, sin tener en cuenta las advertencias de las autoridades.

El equipo económico del Gobierno argentino había devaluado la moneda y modificado el mercado de cambio para tratar de sostener su política antiinflacionaria hasta las elecciones generales que se celebrarán el próximo 14 de mayo. Las nuevas medidas fueron adoptadas después de que el Banco Central ordenara un sorpresivo "feriado bancario". Las tasas de interés en depósitos de ahorro a plazo fijo había superado el 18% mensual y el Banco Central tuvo que licitar 500 millones de dólares de sus reservas para contener la demanda de divisas.

Venta de divisas

Otra de las luces rojas de peligro que se encendió en el tablero económico fue el alza en el coste de la vida. El Plan Primavera, que comenzó a aplicarse de emergencia el pasado agosto con el único fin de controlar la inflación, estaba a punto de derrumbarse definitivamente. A pesar de los 668 millones de dólares que el Banco Central vendió durante enero para mantener el control de la demanda, la tasa de inflación fue este mes del 8,9%. La tendencia se agravó en la primera semana de febrero, cuando se liquidaron otros 500 millones de dólares, y el ministro Juan Sourrouille decidió entonces modificar el mercado cambiario.

Las operaciones se desdoblaron en tres mercados: el comercial, uno nuevo llamado especial y el libre. La moneda se devaluó de inmediato en un 2,5% y la cotización del nuevo dólar especial aumentó en un 25% con relación a la cotización que el dólar comercial tenía el pasado viernes.