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20 años de vídeo en Europa producido por mujeres

Un tema, 20 años de vídeo de mujeres europeas, más de 54 títulos presentados a concurso -seleccionados entre 160- realizados en 1987 y 1988, procedentes de 16 países (España presenta cuatro producciones), coloquios y mesas redondas, han formado el cuadro del Festival Internacional de Vídeo, celebrado en París del 9 al 12 de febrero y que bajo el humorístico título Femmes cathodiques, da una panorámica de la producción femenina en este terreno.

Presentado por el Centro Simone de Beauvoir -creado en 1982 con el apoyo de la escritora hoy desaparecida con el objetivo de desarrollar la producción vídeo de mujeres en todos sus aspectos, presidido por Delphine Seyrig-, este festival es un acontecimiento no sólo por ser el primero de este tipo realizado en París sino sobre todo porque es la ocasión de visualizar tres niveles de evolución importantes en estas dos décadas: el primero, el de la actitud feminista frente al vídeo, medio de información, contestación y lucha ideal a comienzos de los años setenta. El segundo nivel se refiere a la transformación de los medios de producción. Precaria al principio, con una financiación difícil que privilegiaba la militancia y el contenido frente a la forma, hoy la producción femenina se ha profesionalizado radicalmente. La desaparición de muchos colectivos ha obligado a otras fórmulas, condicionadas también por la evolución del medio, que fuerza actualmente a inversiones importantes.

Progresos en la técnica

El tercer nivel es doble, primero la ampliación de intereses. Aunque desde el comienzo hubo artistas que utilizaron el vídeo como su medio de expresión fundamental -como la americana Mary Lucier, la argentina Lea Dublín o la turca Nil Yalter o la francesa Orlan-, actualmente su número ha aumentado considerablemente, con una presencia efectiva en la escena artística. Por otra parte, los progresos de la técnica vídeo han incidido sobre el lenguaje y la expresión de las mujeres, que han cambiado con ellos.Esta evolución tricéfala está presente en el festival gracias a una Sección Retrospectiva -donde los nombres más famosos se mezclan con los de colectivos hoy desaparecidos-, la sección Vídeo a la Carta, con los archivos del centro Simone de Beauvoir y naturalmente la com petición, cuyos premios han sido: Premio del Jurado, el primero Mother Irland, de Anne Drilly (Irlanda), y los otros dos compartidos por Flirting TV, de Michaela Buescher, de la República Federal Alemana, y Things I forget to tell myself, de Shelly Silver (EE UU), por un lado, y Home for christmas, de Anne Wedege, de Dinamarca, y Im Garten der Erinnerung, de Friederike Anders (RFA); el Premio Canal Plus, atribuido a Not a Jealous Bone, de Cecilia Condit (EE UU), y, para terminar, el Premio Femis, concedido por las estudiantes a una estudiante, Accords perdus, de K. Beuve Nery.

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