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'Todos los Marx están de acuerdo'

'Cartelera Turia' cumple 25 años como superviviente de las revistas 'progres'

Miguel Ángel Villena

Temida, reverenciada, denostada, amada, la Cartelera Turia, de Valencia, es una publicación que no deja a nadie indiferente. Quizá en este laberinto de pasiones se halle la clave de la supervivencia de un semanario que acaba de cumplir 25 años. Una curiosa mezcla de revista humorística, guía del ocio y publicación cultural ha servido de ejemplo para experiencias periodísticas en otras ciudades. Todos los Marx están de acuerdo es el lema escogido para proclamar su carácter de izquierdas y su devoción por el cine de los Marx.

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Amores y odios

El escritor y periodista Vázquez Montalbán, colaborador habitual de la Cartelera Turia, ha definido de este modo la continuidad de esta publicación: "Es el único producto cultural de la tradición progre que ha conseguido sobre vivir hasta el cambio, dejando por el camino los cadáveres de Siglo XX, Cuadernos para el Diálogo, Triunfo, Hermano Lobo, Por Favor, La Calle y El Viejo Topo. Irónico amor más poderoso que la muerte porque se materializa en el cuerpecillo de una cartelera que, al igual que el emperador Claudio, ha conseguido la supervivencia por la virtud de la modestia de su continente y la necesidad de su voluntad de vivir".Con un formato equivalente a un pequeño bloc de notas, la Cartelera Turia, que vende 15.000 ejemplares semanales, ha conseguido abrirse un hueco desde hace 25 años en el empobrecido panorama de la Prensa valenciana. Sus cuatro responsables periodísticos y a la vez propietarios se han negado siempre a editar una publicación más normalizada. "La ampliación nos llevaría al fracaso", señala Antonio Vergara, "porque el tamaño de la Cartelera Turia es ideal para leer en el cuarto de baño, cabe en un bolsillo de una chaqueta y es relativamente fácil de robar".

Nacida en el invierno de 1964 por la voluntad de Miguel Zamit, un editor que sólo pretendía rentabilizar su modesta imprenta, la publicación se convirtió pronto en eje de la izquierda cultural y política valenciana. Críticas de películas de Antonioni, Bergman y los directores franceses de la nouvelle vague aparecieron en sus páginas en una época de desierto cultural . Y, por citar un ejemplo, el decidido apoyo en 1973 a una película como El espíritu de la colmena, de Víctor Erice, permitió que consiguiera un insólito y notable éxito de público uno de los filmes más sobresalientes de la historia del cine español.

A trancas y barrancas, a golpe de multas gubernativas y apercibimiento de cierre, la Cartelera Turia aprovechó también el caldo de cultivo de una ciudad como Valencia, que cuenta con una notable y tradicional afición cinematográfica. La publicación ha crecido al compás de los cine clubes, de un festival como la Mostra del Mediterranio de un instituto universitario de cine, radio y televisión.

A partir de 1982, sus páginas se abren a otras secciones y amplían la nómina de los colaboradores. "Los cines", apunta Vicente Vergara, "entran en crisis y dejan de ocupar el ocio fundamental de la gente. Por ello decidimos poco a poco convertirla en un semanario de información general sin perder el carácter de guía de espectáculos. De este modo comenzaron las entrevistas, la gastronomía, la música, e humor, la política o la presencia de columnistas. Se trataba también de adaptarse a los tiempos a los gustos, a las aficiones de la gente en su tiempo libre". Recientes números especiales sobre el escritor Joan Fuster o sobre la rehabilitación del centro histórico de Valencia amplían la capacidad de intervención de la publicación.

El papel de aglutinante de sectores progresistas de Valencia que no tenían cabida en las páginas de los periódicos editados durante la dictadura, queda demostrado si se repasa la lista de periodistas, escritores, intelectuales y estudiosos del cine o la pintura que han desfilados por sus páginas.

De padres a hijos

Pese a las escisiones, las broncas internas y las acusaciones de sectarismo, la Cartelera Turia ha incrementado sin descanso su influencia y su tirada. Nombres como el citado Manuel Vázquez Montalbán, Josep-Vicent Marqués o Fernando Lara han colaborado con frecuencia, mientras pintores de la talla de los miembros del Equipo Crónica o dibujantes del prestigio de Miguel Calatayud han ilustrado sus modestas portadas.Con el paso del tiempo se ha convertido en un fenómeno de comunicación urbano que está presente en los cines, en los locales de copas, en las facultades universitarias, en las sedes de partidos políticos y sindicatos y en los despachos de consellers o concejales. Sus 25 años han dejado calvos a los cuatro propietarios de la publicación al tiempo que sus páginas han pasado de las manos de padres progres a las de hijos yuppies o rockeros.

"A pesar de todo", afirman los hermanos Vergara, "seguimos siendo casi ignorados en las esferas oficiales, quizá porque hemos mantenido siempre el mismo carácter irreverente". Un lenguaje claro y provocador, en opinión de sus defensores, y un estilo sectario y desfasado, según sus detractores, ha logrado conectar con las nuevas generaciones. "Es curioso", subrayan los responsables, "pero desde hace 25 años mantenemos un público fiel en la Universidad, a pesar de los cambios en la juventud'.

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