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George Bush apoya un referéndum en Puerto Rico

Francisco G. Basterra

FRANCISCO G. BASTERRA, El apoyo público de George Bush ante el Congreso, al presentar su presupuesto de 1,16 billones de dólares para 1990 y 94.000 millones de déficit, a la celebración de un referéndum de autodeterminación para Puerto Rico, aunque el presidente norteamericano precisara que él defiende que la isla se convierta en el 51º Estado de la Unión, provocó ayer sorpresa y enorme satisfacción en la ex colonia española, hoy Estado libre asociado a Estados Unidos.

Un plebiscito puede celebrarse el próximo año o en 1991, sin que la opción independentista tenga las más mínimas posibilidades de triunfar.El presidente norteamericano utilizó el importante discurso de la presentación de su primer presupuesto, ante una sesión conjunta de las dos cámaras del Congreso, para referirse al futuro de Puerto Rico. "Creo que el pueblo de Puerto Rico debe tener el derecho de determinar su propio futuro político. Personalmente, yo apoyo firmemente la estatalidad. Pero pido al Congreso que adopte las medidas necesarias para dejar que el pueblo puertorriqueño decida en un referéndum". Nunca hasta ahora un presidente norteamericano había utilizado el mensaje político más importante que realiza cada año, en el que pide el dinero necesario para cumplir con su programa, para referirse a la cuestión de Puerto Rico.

Bush, en la madrugada del viernes, extendió también sus deseos de autodeterminación -lo que constituye asimismo una sorpresa y una novedad- a Nicaragua, sin referirse para nada al ejército de los contra, con el que Reagan trató durante casi ocho años, sin éxito, de derrocar a los sandinistas. Por primera vez EE UU y la Administración de Bush parecen admitir que sus vecinos centroamericanos pueden darse a sí mismos el régimen que quieran, incluso si éstos son izquierdistas.

"Debemos apoyar con firmeza la autodeterminación y la democracia en Centroamérica, incluida Nicaragua", afirmó el presidente Bush en la presentación de un presupuesto que congela el gasto militar, que no crecerá el próximo año de acuerdo con la inflación y dedica más atención a los problemas de las clases más desfavorecidas en un limitado "giro social" que diferencia a la nueva presidencia de la insensibilidad mostrada por Ronald Reagan hacia los sectores sociales más desheredados.

Los tres principales partidos puertorriqueños enviaron, el 17 de enero, una carta al presidente y al Congreso de EE UU en la que les informaban de que deseaban un plebiscito para obtener un estatuto final para la isla.

Actualmente gobierna en San Juan el Partido Popular Democrático, del gobernador Rafael Hernández Colón, que es partidario de mantener la actual situación de Estado libre asociado a EE UU.

En las últimas elecciones lograron un 48% de los votos, frente al 46% de los partidarios de la estatidad, el Partido Nuevo Progresista, del ex gobernador Romero Barcelo. Este grupo está muy dividido pero el apoyo personal de Bush a su fórmula de convertirse en el estado número 51 supone un fuerte impulso a su posición. Los independentistas del Partido Independentista Puertoriqueño suelen conseguir entre un 5% y un 6% de los votos. "Bush pide un plebiscito", o "Bush quiere que Puerto Rico sea Estado 51", eran ayer los titulares de primera página de la Prensa de San Juan.

Un precedente

En 1967 ya se celebró un referéndum, sin el respaldo formal del Congreso de EE UU, en el que triunfó, por un 60%, el Estado libre asociado. Pero hasta ahora nunca se habían puesto de acuerdo todos los líderes de Puerto Rico para solicitar una consulta popular.

Bush, que prometió "poner orden fiscal" reduciendo este primer año a 94.000 millones de dólares el déficit fiscal desde los 150.000 millones actuales, anunció que ha "garantizado personalmente" a Mijail Gorbachov que en cuanto su nueva Administración concluya (se ha dado 90 días de plazo) una revisión de sus posiciones estratégicas respecto a la URSS, "estamos dispuestos a progresar en las relaciones con Moscú" y no perderá "ninguna oportunidad para trabajar por la paz".

El presidente, que en su discurso del presupuesto no dijo como piensa financiar su mayor atención a algunos programas sociales, añadió que "la prudencia y el sentido común nos dictan que intentemos comprender el completo significado del cambio que se está produciendo en la Unión Soviética, revisemos nuestras políticas y procedamos con cautela". El presidente afirmó que a la vez que "nos tomamos en serio la nueva apertura en Moscú, debemos ser realistas".

Wall Street (el centro financiero del país) recibió con cierto escepticismo el discurso de Bush y su voluntad de reducir el déficit presupuestario. Y los demócratas, que dominan el Congreso y con quienes el presidente deberá negociar sus planes, se quejaron de que aunque la música de Bush suena bien -se apodera de sus banderas (educación, guarderías, ayuda a los guetos urbanos en vivienda, medio ambiente, más dinero para el SIDA y para el programa espacial, a la vez que reduce el gasto en defensa-, la letra no acompaña.

"Estos objetivos", declaró el presidente de la Cámara de Representantes, Jim Wright, "no pueden ser logrados sólo con palabras, con gestos simbólicos. Requieren dinero". Y esto es lo que facita, así como saber de dónde piensa recortar Bush para gastar más en el "giro social". Astutumente, el presidente quiere que el Congreso se moje primero, estableciendo prioridades una vez que él ha dejado claro que las opciones son muy limitadas. Y por supuesto, como había prometido, este año no habrá subida de impuestos para paliar el déficit fiscal.

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