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Unesco: universalización del V Centenario

Fue sólo un centenar casi de españoles, con Cristóbal Colón y sus tres carabelas, los que en 1492 desencadenaron un proceso sin paralelo en la historia universal. Hoy, a poco menos de 500 años de distancia, otro proceso, entre las múltiples consecuencias de aquél, han venido a desatarse. Cada vez son más los que se interesan y opinan, ante el cercano V Centenario, sobre lo que significó la llegada de esos casi 100 españoles con Colón a una pequeña isla de las Bahamas.No tanto el hecho del desembarco es lo que importa, sino el proceso al que dio lugar en los años y siglos que siguieron. La secuela llega hasta el presente y parece que seguirá influyendo en el futuro. Desde perspectivas e ideologías muy diferentes, y a veces opuestas entre sí, se contemplan e interpretan los hechos que como en cadena se produjeron. Hay quienes quieren festejar la que consideran esplendente secuencia histórica. Debe celebrarse, nos dicen, el descubrimiento, la conquista, el regalo que de la civilización occidental hicieron los europeos a los indios, la destrucción de sus idolatrías y el principio de su salvación con su conversión al cristianismo.

Otras son las expresiones de los que contemplan el proceso desde diferentes perspectivas e ideologías. En Italia se insiste en exaltar la figura de Cristóbal Colón. En Estados Unidos hay una entidad oficial que ostenta el título Christopher Columbus Quincentenary Jubilee Commission. Los hechos del pasado con júbilo y regocijo se enmarcan en torno a la figura del Almirante. Dicha perspectiva no es indigenista; exalta la llegada de los europeos al Nuevo Mundo.

Y hay asimismo otras perspectivas desde las cuales el proceso histórico que iniciaron Colón y su centenar escaso de españoles se enjuicia de modo muy distinto. Son las adoptadas por no pocos grupos indígenas y también por algunos antropólogos, sociólogos y otros estudiosos de las ciencias del hombre. Sus enjuiciamientos se traducen en voces airadas de denuncia, repudio y execración. A los ojos de quienes así han reaccionado, en 1492 se inició la invasión de un continente. Hubo aniquilación de culturas, exterminio de millones de aborígenes, imposición de prácticas y creencias que les eran del todo ajenas. Tal proceso trajo además consigo un inaudito incremento de [a trata de esclavos llevados de África. Se reitera, además, que la entrada europea en el Nuevo Mundo marcó el comienzo de la implantación del colonia.lismo a escala universal.

Acres polémicas entre historiadores y otros estudiosos, recriminaciones, por no decir condenack)nes sobre hechos irreversibles que se iniciaron hace casi rriedio milenio, parecen sombra acompañante e insuprimible del V Centenario. ¿Será esta conmemoración un motivo más de discordia, profunda y enconada, entre los hombres, pueblos y naciones?

Luz y principio

Ante estos hechos, voy a referirme a un suceso ocurrido el 28 de octubre de este año. Fue él luz y principio en un esfuerzo de comprensión universal. Ello ocurrió en la Unesco. La delegación permanente de México ante dicho organismo suscitó el tema: promover una resolución del órgano supremo de la Unesco, su consejo ejecutivo, precisamente a propósito del V Centenario.

El punto de partida fue lograr el consenso en el grupo de países latirioamericanos y del Caribe. España, desde un principio, apoyó el proyecto con sumo interés. El mismo implicaba -como lo ha buscado la comisión española del V Centenario- poner de relieve las significaciones de alcance universal inherentes al proceso histórico que se inició el 12 de octubre de 1492. Con México, España y todos los iberoamericanos, otros países copatrocinaron el proyecto. Fueron miembros del consejo ejecutivo: Italia, República Democrática Alemana, Unión Soviética, Chipre, Mauritania, Malaisla, Senegal y Guinea Ecuatorial. Cuando el 28 de octubre, en la asamblea del consejo ejecutivo, la delegación de México dio a conocer el proyecto de resolución, varios países más solicitaron ser asimismo copatrocinadores: China, Kenia, Bélgica, Bulgaria, Suecia y Surinam.

Atendamos ya a la resolución y al programa adoptados unánimemente por la Unesco. Reconociendo que "en 1992 se habrán cumplido 500 años del inicio del encuentro de dos mundos con la llegada de las naves españolas, al mando de Cristóbal Colón, a una isla del Nuevo Mundo", se precisa luego que se entiende por dos mundos el hemisferio occidental (América) y el oriental, que abarca a Europa, África, Asia y Oceanía. Se puntualizan también las connotaciones de la palabra encuentro: "Coincidencia en un lugar, desde los primeros contactos entre Colón y su gente, con los indios arawacos, hasta las ulteriores luchas, enfrentamientos, "choque... de tropas combatientes" (dice el Diccionario de la Academia), y asimismo los posteriores acercamientos e intercambios culturales, mestizaje y fusión de pueblos. Se admite que en tal proceso -como en todas las realidades humanas- hubo acciones condenables y otras admirables. Hay encuentros violentos, con invasión, conquista y destrucción, y también los hay de consecuencias positivas. Adoptar la perspectiva del encuentro no es un eufemismo, es ir más allá de las actitudes maniqueas, para las que sólo hay bondad o maldad extremas. En el caso del proceso de este encuentro, frente a las espadas de los conquistadores estuvieron las recias personalidades de humanistas como Bartolomé de las Casas, Vasco de Quiroga, Bernardino de Sahagún y otros muchos que aquilataron el valor de las culturas indígenas.

Se subrayó luego en la resolución de la Unesco el enfoque universalista con que puede y debe contemplarse el V Centenario: "El encuentro de dos mundos ha lleado al descubrimiento recíproco de todos los pueblos...". Por primera vez en la historia, en forma sucesiva, todos los hombres de la Tierra comenzaron a entrar en contacto: americanos, europeos, africanos, asiáticos y de Oceanía. A partir del 12 de octubre de 1492, una nueva imagen del mundo, cada vez más precisa, comenzó a desarrollarse. Habitantes de todo el planeta fueron dando a conocer lo que ellos mismos sabían acerca de las regiones que habitaban. También ellos fueron revelando muchos secretos tocantes a la naturaleza: plantas, alimentos y todo lo que abarca a la farmacología de sus respectivas regiones. En suma, fue entonces cuando comenzó a producirse la globalización de los cambios que, uno tras otro, han afectado a la humanidad entera.

Mundo en plenitud

En el seno del consejo ejecutivo de la Unesco, los representantes de esos pueblos y naciones que, como en reacción en cadena, a través de los siglos se enfrentaron o vieron agredidos -influyéndose también con aportes mutuos que transformaron su ser-, reconocieron la importancia universal del V Centenario. Hay otros muchos centenarios y milenarios dignos de conmemoración, pero en la Unesco se ha proclamado que ninguno tiene la trascendencia de éste, que marca el inicio de la universalización de la humanidad y de la naturaleza que es su hogar terrestre. Como alguien ha dicho, a partir del encuentro de dos mundos se ha tomado conciencia de un mundo nuevo, el nuestro en plenitud, en el que vivimos todos los seres humanos.

Siendo la Unesco el foro por excelencia del encuentro de culturas, que propicia el intercambio multilateral de los países del mundo, con razón reconoció su consejo ejecutivo, en forma unánime, que este organismo debe estar presente y contribuir a tal conmemoración.

En la resolución adoptada en este histórico 28 de octubre de 1988 se dice que la Unesco "invita a los Estados miembros a unirse en espíritu de genuina universalidad a la citada conmemoración". Para ello el consejo ejecutivo encarga al director general se emprendan diversos programas de carácter multisectorial e interdi sciplin ario para analizar y valorar un enfoque universalista de lo que ha significado dicho encuentro en el pasado y también a la luz del presente y del futuro. Se menciona incluso a la Expo 92 de Sevilla, precisamente por su carácter también universal.

De manera particular se subraya que debe atenderse a las consecuencias culturales y espirituales del encuentro; sus efectos en las identidades culturales; los grandes movimientos migratorios y de encuentro de pueblos; las utopías a partir de 1492; las comunicaciones a escala universal; el desarrollo de la cartografia; los intercambios alimentarlos y farmacológicos y de toda índole; el respeto a los derechos humanos y la supresión de toda forma de colonialismo.

Cuando la delegación permanente de México hizo uso de la palabra en esa sesión del consejo ejecutivo de la Unesco, recordó una frase de Montaigne que, como en síntesis, se anticipó ya a enmarcar lo que ocurrió el 12 de octubre de 1492 como inicio de un encuentro. He aquí sus palabras: "Nuestro mundo acaba de encontrar a otro... no menos grande, extenso y fuerte...".

Más allá de recriminaciones, estériles porque el pasado es inalterable, proclamar, como lo han hecho los países miembros de la Unesco, que el V Centena rio tiene una s'gnificaclón uni versal, es abrir la puerta a nue vas y fecundas formas de acer camiento multilateral. Es que rer comprender en su plenitud lo que ocurrió cuan * do menos de un centenar de españoles, con Cristóbal Colón y sus carabe las, desencadenaron un proceso sin paralelo en la historia uni versal.

Miguel León-Portilla es historiador, ex coordinador de la comisión mexicana del V Centenario y actual embajador de México ante la Unesco.

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