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Un tercio de las 270 instalaciones radiactivas censadas en Madrid se encuentra junto a viviendas habitadas

Los vecinos del barrio de La Elipa no daban para sorpresas hace escasos días. Primero fue la aparición de decenas de misteriosos detectores de humo con material radiactivo. Luego vino el descubrimiento a pie de calle de una empresa autorizada como instalación radiactiva. No es de extrañar. Cerca de un tercio de las 270 instalaciones radiactivas controladas por el Consejo de Seguridad Nucleatr (CSN) en Madrid se halla junto a viviendas habitadas. El CSN asegura que la naturaleza del material que pasa por estas instalaciones y las condiciones de seguridad que se exigen a los propietarios eliminan los posibles riesgos.

Detectores de humos y aparatos para eliminar la electricidad estática, centros de investigación, empresas de asistencia técnica para la realización de obras, clínicas privadas... Todo un surtido de las múltiples aplicaciones de los materiales radiactivos que es posible encontrar en las 270 instalaciones censadas en la región de Madrid.Algunas de ellas, como las unidades de control industrial o las de medicina nuclear, se hallan normalmente aisladas en polígonos o en instalaciones blindadas en los hospitales.

Otras están a pie de calle con el desconocimiento más absoluto del vecino de arriba o del paseante ocasional.

Es el caso de Idisa, empresa que cuenta con la autorización del CSN para comercializar detectores de humos con material radiactivo. Su local está situado en los bajos de la calle de Santa Irene, 1, en el barrio de La Elipa, a escasos metros del contenedor donde fueron abandonadas hace dos semanas decenas de placas radiactivas.

Instalaciones más o menos similares salpican calles como el paseo de la Castellana, Arapiles, Pajaritos, Doctor Esquerdo, Arapiles, Embajadores, Cea Bermúdez, Alfonso XIII o el paseo de la Virgen del Puerto. En todas ellas, según el censo del CSN, existe más de una autorización para instalaciones radiactivas.

'Bunker' radiactivo

"El Consejo de Seguridad Nuclear no permitirá nunca que haya un bunker donde se almacenen materiales radiactivos en una casa de vecinos", afirmó ayer Manuel Tormo, jefe de unidad de inspección del CSN.Tormo admitió que existe alguna empresa que deposita provisionalmente "pequeñas cantidades de material radiactivo en sótanos blindados y siguiendo estrictas normas de seguridad marcadas por el CSN". Pero no siempre se cumple la ley.

El 21 de julio de 1987 fue robado en pleno paseo de la Castellana un gammágrafo -aparato usado para hacer radiografías industriales- que reposaba plácidamente en el maletero de un coche. El aparato, que contenía un cilindro de iridio 192 de alta actividad, fue encontrado días después aparentemente intacto.

A la empresa responsable, Centro de Inspección y Asistencia Técnica (CIAT), se le abrió un expediente del que aún no se sabe nada. El CIAT sigue operando con total normalidad en el paseo de la Castellana, 173.

Según el jefe de unidad de inspección del CSN, las instalaciones que se encuentran en el casco urbano (principalmente distribuidores comerciales, laboratorios de investigación y empresas de asistencia técnica) son las que presentan menores riesgos.

El CSN controla las instalaciones mediante inspecciones periódicas y el seguimiento del personal. Los trabajadores llevan encima un dosímetro que registra el contacto con el material radiactivo.

A medio plazo, y en condiciones de exposición elevadas, las radiaciones ionizantes pueden causar alteraciones en la piel y en diversos órganos, favorecer los procesos cancerígenos o propiciar enfermedades congénitas.

En opinión de Manuel Tormo, ninguno de estos riesgos afecta a los vecinos que viven encima de algunas instalaciones radiactivas ubicadas en los bajos de edificios de viviendas. "En casos en que pueda existir un mínimo peligro se exige el aislamiento del recinto con materiales como el plomo o el hormigón".

Esta opinión no es compartida por Ladislao Martínez, portavoz de la asociación ecologista Aedenat. Según Martínez, "en algunas instalaciones no existen inventarios de material radiactivo, se desconoce el volumen de residuos generados y faltan sistemas de blindaje que minimicen la exposición de trabajadores y personas próximas".

El jefe de unidad de inspección del CSN señala, en cambio, que existe un control riguroso de los residuos, que o son retirados por la Empresa de Residuos Radiactivos (Enresa) o son devueltos a los fabricantes. "También se han implantado sistemas de vertidos líquidos controlados para detectar el nivel de radiactividad de los desechos que llegan a la alcantarilla".

En el municipio de Madrid existen 220 instalaciones radiactivas diseminadas por el casco urbano, hospitales y polígonos industriales. La Ciudad Universitaria, con más de una decena de instalaciones, y el polígono de la avenida de Aragón (seis instalaciones) se llevan la palma.

San Fernando de Henares, con nueve instalaciones, encabeza la lista de 21 pueblos donde existen dispositivos radiactivos autorizados. Le siguen Torrejón y Alcalá, con cinco instalaciones.

Por actividades, los usos médicos están en cabeza, con 76 instalaciones. Le siguen las instalaciones para investigación (45), el control de procesos industriales (43), los distribuidores de isótopos y de equipos radiactivos (39) y las empresas dedicadas a la gammagrafía (33).

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