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Entrevista:

Lluís Pasqual: "En un teatro público siempre debe haber autocrítica"

El director teatral analiza su gestión al frente del Centro Dramático Nacional

Pregunta. Lleva más de cinco años al frente del Centro Dramático Nacional (CDN). ¿Cuáles eran sus intenciones al asumir la dirección, cuáles han cuajado y cuáles han fracasado?Respuesta. Un teatro está siempre a caballo entre una gran dosis de utopía y un pragmatismo a ras de suelo; por eso, cualquier día en la vida de un teatro está hecho de pequeños éxitos y pequeños fracasos. Pienso que las líneas fundamentales que nos hemos trazado hasta ahora se han ido cumpliendo. Intentaré enumerarlas, y no por orden de importancia.

1. Hacer del teatro María Guerrero un buen taller de trabajo, con la mejor infraestructura técnica y humana de que somos capaces, para ponerlo al servicio de la creación teatral.

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Competencia desleal

2. Considerar que, como teatro público del Ministerio de Cultura, nuestra sede está en Madrid, pero nuestra rentabilidad social debe estar presente mediante giras y actividades en el resto del Estado español.

3. Abrir una vía de presencia internacional de nuestro teatro a partir de la colaboración con festivales, importantes teatros extranjeros y nuestra adscripción por dos años al proyecto Teatro de Europa.

4. Hacer el mejor teatro posible, intentando, como institución, ser esponjosos y receptivos a lo que el gremio del teatro y la sociedad esperan de un teatro nacional.

Fracasos

¿Fracasos? Los fracasos en teatro son sobre todo las cosas por hacer, y de ésas hay carpetas llenas... ¿Ejemplos? Conseguir un sistema de administración lógico y específico para la actividad teatral en un teatro público tan lejano aún... Que el Centro Dramático Nacional cambiara su pomposo nombre por el más lógico de teatro nacional María Guerrero... Encontrar ese texto que buscamos desde hace tiempo con Pedro Almodóvar... Y así, casi hasta el infinito.

P. Sobre este balance se ciernen opiniones que califican al Centro Dramático Nacional como feudo de Lluís Pasqual, con un presupuesto abundante.

R. La palabra feudo no me parece la adecuada. Contrariamente a lo que alguien pueda pensar, yo no tengo una corte de colaboradores, sino un reducido equipo. Paradójicamente, los oficios artísticos no tienen nada de democráticos. Estoy seguro de que José Manuel Garrido, director del Instituto Nacional de las Artes Escénicas y de la Música (INAEM), no me llamó para que ejerciera de notario, sino de gestor. Yo ni) le llamaría feudo, sino jurisdicción. Intento estar presente en toda la gestión y la producción, manteniendo un respeto absoluto por la libertad creadora de todos los que acuden a trabajar al Ceritro Dramático.

En cuanto al presupuesto, la palabra abundante proviene, en el fondo, de la situación aún miserable, aunque menos desde hace unos años, en que se ve obligada a moverse la media de la profesión teatral española. Nuestro presupuesto no resiste una comparación con el resto de teatros nacionales de los distintos paíse europeos, ni siquiera con algunos teatros que dependen de administraciones autónomas. El teatro cuesta dinero, y viajar con él más. De todas las maneras, somos el teatro nacional europeo con menos porcentaje de su presupuesto dedicado a administración, y el más alto, en tantos por ciento, dedicado a producción. De todas maneras, soy consciente de que los españoles tenemos una visión atávica frente a cualquiera de nuestras instituciones que se dispara hasta el paroxismo cuando) ésta es un teatro.

P. Otra de las críticas que a veces se oyen sobre la programación del d.13N, de la que usted es parte responsable, es la que habla de un par de espectáculos estrella arropados por otros que en poco desatan a la imaginación o a la promoción de formas alternativas.

R. Ojalá tuviéramos el talento y la suerte de crear dos espectáculos estrella al año. Casi ningún teatro en el mundo lo consigue. En el CDN no hay espectáculos de primera o de segunda. Los cientos de colaboradores que han Pasado hasta ahora por esta casa creo que pueden atestiguarlo. Soy consciente, eso sí, de que la oferta debe ser plural y que hay espectáculos para más público, y otros, para menos cantídad de público, pero un teatro nacional en España, en estos momentos, debe asumir riesgos que puedan -servir como banco de pruebas a otros teatros que no pueden.

El teatro es efímero

P. ¿Cree que la cifra resultante de la suma de subvenciones municipales, autonómicas y estatales al teatro se corresponde con el interés de la sociedad española por el teatro?

R. No conozco esa cifra en su totalidad, pero el dinero del teatro, que es pequeño, dentro de un presupuesto de Cultura que es también pequeño, siempre parecerá llamatiyo, porque el teatro es efímero. Hasta un periódico, que también recibe subvenciones, se puede guardar, pero el teatro no. De todas maneras, a mí, como ciudadano, me parece más agradable que el dinero de mis impuestos sirva para un presupuesto destinado al teatro, aunque un espectáculo pueda decepcionarme e incluso irritarme, que no a un presupuesto de Defensa, enorme, por supuesto.

P. ¿Cuáles son, en su opinión, las razones internas que han convertido en un tópico hablar de crisis en el teatro en España?

R. Tengo que contestar con otros tópicos: "Lope de Vega hablaba ya de crisis", "el teatro, gracias a Dios, o a Talía, está perpetuamente en crisis", etcétera. Hace tiempo que decidí olvidarme de esa palabra con respecto al teatro. Me impide trabajar. La palabra crisis no siempre es negativa, y hay que aplicarla a nuestra actitud como individuos y buscarla en nuestra sociedad. Referida al teatro específicamente, yo puedo aguantar hasta a los apocalípticos, pero detesto a los sepultureros.

P. ¿Qué comparaciones destacables podrían establecerse entre la situación del teatro en España y la de otros países, sobre todo europeos?

R. España es un país de creadores. Lo hemos dicho siempre. En España, las grandes cotas artísticas han sido alcanzadas por artes que pueden cultivarse en la soledad y el aislamiento, como la pintura o la literatura, nunca en empresas que necesitan de una cierta cantidad de individuos que hayan de ponerse de acuerdo, como el teatro y la música. Probablemente eso tenga una razón de temperamento, racial o geográfica.

Tenemos limitaciones

P. ¿Un centro como el Dramático Nacional hasta qué punto necesita un repertorio, un elenco estable, una escuela de formación teatral en todos los órdenes? ¿Qué se ha hecho y qué es necesario hacer, y cómo?

R. El Centro Dramático Nacional es en estos momentos un embrión de lo que usted dice, pero está usted describiendo una casa de otras dimensiones. Somos un teatro muy pequeño y con grandes limitaciones de espacio. En una primera etapa hemos hecho cursos de formación para nuestro personal técnico, y más tarde hemos formado técnicos, actuando como una escuela práctica, y se ha establecido un pequeño núcleo de actores que, sin formar un cuerpo estable, permite la continuidad de un cierto repertorio, pero un crecimiento en el sentido que usted dice pasa necesariamente por una nueva sede que respondiera además a exigencias que tiene el espectáculo teatral desde hace ya años. Y Madrid no dispone de una sala de ese tipo. En contrapartida, le puedo asegurar que, de todas las salas de teatro que conozco en el mundo, el María Guerrero es una de las más hermosas y más humanas a la hora de trabajar y de ver un espectáculo.

P. ¿Comparte la opinión de quienes exigen al público un mínimo de preparación cultural para poder apreciar cualquier obra artística, sea teatral, literaria o musical, y plantar cara a un supuesto comercialismo con un nivel de serial de televisión más pendiente de ratings de audiencia que se extiende por el mundo de la cultura?

R. Mire, salir de casa para acudir al teatro es un acto de fe. Al espectador de teatro no le puedo exigir nada. No nos equivoquemos, el espectador es muy inteligente y elige. Y el teatro no es algo uniforme: hay muchos tipos de teatro, y cada espectador espera cosas distintas. Desde un espectáculo del CDN hasta la extraordinaria Lina Morgan.

En cualquier caso, en un teatro público siempre debe haber espacio para la reflexión y la autocrítica, y eso no tolera la frivolídad de perseguir corno objetivo los ratings de audiencia.

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