El vicepresidente filipino, Laurel, visita a Marcos
La Administración de la presidenta de Filipinas, Corazón Cory Aquino, se opone a un regreso, vivo o muerto, del ex presidente Ferdinand Marcos, actualmente hospitalizado, bajo cuidados intensivos, en un hospital de Hawai; así como de su esposa, Imelda, que se desmayó cuando Marcos tuvo que ser internado, en la tarde del pasado miércoles, por problemas respiratorios. Sin embargo, el vicepresidente Salvador Laurel, enemigo político declarado de Aquino, se trasladó ayer a Hawaii donde visitó al ex dictador, informa Reuter.
Laurel dijo, antes de abandonar Manila, que le había llegado un mensaje de la esposa de Marcos, Imelda, para informarle que, según los médicos, Marcos "tiene poco tiempo de vida" y deseaba enviar un mensaje a Cory Aquino.
La presidenta, por su parte, aseguró que Laurel viajaba en nombre propio y añadió que de acuerdo con sus informaciones, Marcos no se encuentra tan grave como se dice.
Los médicos practicaron una sonda en el cuello del ex dictador fílipino, el pasado miércoles, para facilitar la respiración y desde entonces se encuentra en condiciones críticas.
La recaída de Marcos, que había sido ya hospitalizado hace dos semanas, levanta de nuevo la polémica en Manila sobre las repetidas demandas del ex presidente de regresar a su país, del que salió hacia el exilio el 25 de febrero de 1986, después del triunfo del movimiento militar anti-Marcos que contribuyó a instalar a Cory Aquino en la presidencia de Filipinas.
La opinión oficial de los altos cargos del Gobierno de Aquino es que un posible regreso de Marcos, o incluso de sus restos para ser enterrados en suelo filipino, podrían suponer un riesgo para la seguridad nacional.
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