Contradicciones de la ministra
Recientemente, la ministra florero, Matilde Fernández, ha dado una muestra más del doble lenguaje a que nos tiene habituados el Gobierno socialista.En efecto, ante una gran medida que se propone poner en vigor el Gobierno vasco -otorgar una asignación mínima a las familias sin recursos-, la ministra (precisamente de acción social, lo que no deja de ser enormemente paradójico), expuso su ¡total disconformidad!, criticando a los autores del proyecto.
A través de este periódico hemos conocido la insólita postura ministerial y la contundente réplica de un parlamentario de Euskadiko Ezkerra.
Sin embargo, en París (como publica EL PAÍS del 25 de enero), la señora Fernández se mostró conforme con una iniciativa de este tipo, porque, claro está, en los foros internacionales resulta desde todo punto de vista impresentable oponerse a una medida social que existe ya en muchos países de Europa.
A este tipo de actitudes, muy propias de la Administración de González, consistentes en lanzar bonitos discursos fuera del país y hacer todo lo contrario aquí, hay que llamarlas por su verdadero nombre: inmoralidad política.
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