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La Administración sancionará a los autores del abandono de placas radiactivas en la calle

Jorge A. Rodríguez

El origen del material radiactivo descubierto el sábado por unos niños en un contenedor situado en el barrio de La Elipa sigue siendo un misterio. Los vecinos sospechan de la firma Idisa, en cuya puerta estaba el contenedor. La empresa, que instala sistemas de seguridad, niega cualquier relación con el asunto. Los padres de los niños del barrio temen que sus hijos hayan recibido radiaciones. Las investigaciones iniciadas por el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) podrían terminar en sanción contra los autores del vertido.

Los vecinos ya están más tranquilos. Dos inspectores del CSN, que se desplazaron ayer a La Elipa para analizar las placas, les informaron que la contaminación con estos materiales únicamente puede producirse mediante contacto con una herida o por ingestión de la fuente radiactiva. Las placas son detectores iónicos de incendios, con una pequeña carga de material radiactivo (americio 241). Pero los padres de los niños que encontraron las placas no saben si sus hijos se llevaron el americio a la boca.Los detectores aparecieron frente al número 1 de la calle de Santa Irene, dentro de un contenedor solicitado por Idisa (empresa dedicada a la instalación de sistemas de seguridad contra incendios), para arrojar los escombros de la obras que realiza en su almacen. No obstante, Francisco Sanz, operador radicativo de la empresa, niega cualquier relación con los detectores norteamericanos BRK: "Nosotros nunca usamos esa marca. Trabajamos con una firma japonesa, de la que somos concesionarios, y eso consta en el CSN".

El CSN no ha determinado aún el origen de las placas; cuya actividad radiactiva es de 2.5 microcurios por pieza. Antonio Machín, portavoz del CSN, señala que, en cualquier caso, las placas no tenían por qué estar en el contenedor: "Esos materiales no pueden arrojarse a la calle así como así. Cuando se gastan o se quitan hay que devolverlos al fabricante. De todas formas, la radiación que emiten, cuando se rompe la capsula (te protección, se elimina lavando la piel". La propia firma fabricante de las marcas, situada en Aurora (Illinois, EE UU), advierte que el material debe ser devuelto a la casa suministradora una vez ha pasado su periodo de uso.

El CSN ha pedido a los vecinos que entreguen en la comisaría de Ventas las placas que encuentren. La Empresa Nacional de Residuos (Enresa) ha sido avisada para que recoja los detectores.

Colegios próximos

A pesar de las explicaciones de los técnicos, los vecinos siguen preocupados por sus hijos, la mayoría de los cuales estudian en alguno de los colegios próximos, el San Juan Bosco (unos 800 alumnos) y La Elipa (unos 2.000). El. contenedor estaba en la calle que atraviesan los niños para ir a clase. La directiva del San Juan ha advertido a los niños para que entreguen las placas y no jueguen con ellas.Los hermanos Mariano y Jesús Manuel de Bueno, así como su amigo Ángel, los tres de corta edad, han jugado con los detectores. De ahí los temores expresados por su padre: "Quiero saber si están contaminados y el peligro que corren". La madre de Juan Jurado descubrió que su hijo tenía un detector porque lo encontró en la lavadora.

El presidente de la comunidad de propietarios del número 1 de Santa Irene (donde está Idisa), Antono Menese, teme que los niños se hayan llevado a la boca el americio. Las placas estuvieron en el contenedor al menos dos días.

La Asociación de Vecinos La Nueva Elipa ha presentado una denuncia en comisaría contra los autores del vertido. Por su parte, el grupo ecologista Aedenat presentará otra denuncia para que se esclarezca el incidente "y no ocurra como cuando se perdió un gammógrafo radiactivo, cuya procedencia todavía se desconoce".

Jorge Tinas, concejal responsable municipal de Saneamiento y Medio Ambiente, calificó ayer la postura de los que tiraron las placas de "irresponsable". "La competencia en estas materias corresponde al CSN, aunque el Ayuntamiento y la Comunidad están dispuestos a colaborar con este organismo en todo lo que necesite".

Según Tinas estas placas no son peligrosas cuando se encuentran confinadas. "En cambio representan peligro si se abandonan, pues pueden cogerlas cualquiera", dijo.

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Sobre la firma

Jorge A. Rodríguez
Redactor jefe digital en España y profesor de la Escuela de Periodismo UAM-EL PAÍS. Debutó en el Diario Sur de Málaga, siguió en RNE, pasó a la agencia OTR Press (Grupo Z) y llegó a EL PAÍS. Ha cubierto íntegros casos como el 11-M, el final de ETA, Arny, el naufragio del 'Prestige', los disturbios del Ejido... y muchos crímenes (jorgear@elpais.es)

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