Llega la calma
Shuei es la tercera creación del grupo valenciano Vianants Danza, y con ella llega a la calma. Si en Vía, su anterior montaje, el posmodernismo y la repetición eran fundamento para un espectáculo duro de ritmo martilleante -presencia continua de la imagen-tren simbólica de muchos aspectos neurotizantes-, en Shuei el agua que calma la sed es alegoría de una búsqueda lógica de calma anímica.Los personajes de Vía buscan una salida en Shuei y Gracel Meneu, coreógrafa y directora de Vianants, muestra coherencia temática con este trabajo. Con Shuei entra en el mundo intimista y panteísta: tres mujeres bullen buscando la paz. El mar es símbolo purificador, inhibidor de soledades y angustias.
Vianants Danza
Shuei. Coreografia: Gracel Meneu. Música: Joan Cerveró. Escenografia: Pedro Hernández. Iluminación: Eric Teunis. Vestuario: Pepe Martí. Intérpretes: Cristina Andreu, Mónica Extremiana y Gracel Meneu. Sala Olimpia. Madrid, 26 de enero.
El estilo de movimiento -que con Mencu se dibuja personal y fuerte- enlaza con las últimas corrientes europeas, que se imponen y extienden entre los grupos de investigación joven con una característica común de mantenerse en un tono medio y continuo tanto en la energía aplicada al mismo como en su variación espacio-temporal, y tanto como en la cantidad de emoción que lo anima. Esto se traduce en una danza monocorde y que necesita la coloración de otros elementos escénicos para alimentar los sentidos del espectador.
La obra está estructurada en siete escenas, unas con formas estáticas y gestuales en clave minimal (sillas), y otras con variaciones de movimiento en abstracto (cuya dinámica de brazos es a veces muy bonita) que dentro de su simplicidad consiguen momentos acertados, aunque podrían fortalecerse con la precisión que da la técnica.
Espléndida la composición musical de Cerveró y muy acertada también la escenografila de Hernández, pues ambos consiguen la evocación de esa cultura oriental. La iluminación de Teunis patentiza también el significado de las escenas.